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Un proyecto de paĆ­s es un proyecto de clase (1)

por Jorge Lefevre TavƔrez

[Este artĆ­culo es la primera parte de una serie de tres]

1.


Voces desde perspectivas polĆ­ticas disĆ­miles parecen coincidir en que la superación de la crisis económica puertorriqueƱa requiere de un ā€œplan de paĆ­sā€ o un ā€œproyecto de paĆ­sā€. Lo que subyace estas frases parecerĆ­a ser lo siguiente: revertir la crisis de Puerto Rico requiere un plan económico y social amplio, coherente, en lugar de las reformas aisladas o ā€œparchosā€ que se han implementado desde hace ya dĆ©cada y media en Puerto Rico.

Los llamados a conformar un plan o proyecto de paĆ­s reconocen, tambiĆ©n, que se deben superar lo que a veces llaman ā€œlas divisiones del pasadoā€. El ā€œpartidismoā€ y el ā€œtribalismoā€, explican, han producido un fraccionamiento de la sociedad que no ha permitido concretar este proyecto económico y social coherente, que ni siquiera ha permitido desarrollar un espacio de diĆ”logo para pensar en un proyecto de tal magnitud y urgencia. El proyecto de paĆ­s deberĆ­a ser, por tanto, fruto del diĆ”logo que producirĆ­a este conjunto que ha decidido superar diferencias previas.

SegĆŗn estas premisas, en sĆ­ntesis, serĆ­a necesario el desarrollo de un proyecto económico y social integral, resultado de la unión de diversos sectores y apoyado por estos. No en balde se habla de la urgencia de una ā€œalianzaā€ capaz de hacer realidad estas premisas.

Con respecto a los seƱalamientos iniciales que se han expresado, no hay duda de que parecen ser correctos. Sin embargo, habrĆ” que empezar a hilar fino para que podamos convertirlos en un hecho concreto. HabrĆ” que preguntarse, por ejemplo, hasta quĆ© punto se pueden superar las divisiones internas que se experimentan en la sociedad puertorriqueƱa. Si históricamente han existido ā€œpartidosā€, se debe a la premisa de que la sociedad estĆ” dividida en ā€œpartesā€, que luchan entre sĆ­ para impulsar sus visiones de mundo o sus intereses. ĀæEs cierta esta premisa, o deberĆ­a revisarse? ĀæSerĆ­a posible superar estas divisiones en ā€œpartesā€? ĀæCómo afecta la necesidad de un proyecto de paĆ­s para Puerto Rico?

Veamos, para seguir con estas interrogantes, las propuestas que promueven los sectores empresariales, como la Asociación de Industriales, la CÔmara de Comercio, la Asociación de Restaurantes, la Asociación de Constructores. Seguramente, nadie pudiera negar la importancia que tiene el sector empresarial en nuestra sociedad, y la influencia que tiene a la hora de promover y lograr política pública en Puerto Rico. A pesar de la heterogeneidad del sector empresarial (sería irresponsable verlos como un bloque rígido y homogéneo; el sector empresarial tiene, también, particularidades por industria, y no en pocas ocasiones hay competencia entre sus propios componentes), vemos que ha funcionado de manera unida, como una sola voz, para impulsar sus propuestas principales para Puerto Rico. ¿CuÔl ha sido la respuesta del sector empresarial a la crisis? Su respuesta histórica ha sido:

a) la crƭtica al gigantismo gubernamental, que hacƭa referencia al supuesto tamaƱo excesivo del gobierno, lo que lo llevaba a ser uno ineficiente;

b) la propuesta de privatización o subcontratación de servicios públicos, como manera de resolver el gigantismo gubernamental y hacer mÔs eficientes los servicios ofrecidos;

c) la crítica a la reglamentación excesiva, asociada a la permisología, que obstaculizaba la creación de nuevas empresas;

d) la propuesta de la desreglamentación laboral, como manera de supuestamente emplear a mÔs personas;

e) las propuestas de exenciones contributivas para el capital externo, que se pensaba que podĆ­a desarrollar la economĆ­a local si invertĆ­a en ella

Si digo que la respuesta del sector empresarial ha sido histórica, lo hago para enfatizar, en particular, que ha sido la misma respuesta previo a la crisis y durante la crisis que todavía sufrimos. Estas respuestas, pues, han tenido manifestaciones distintas (CAREF, Ley 7, Ley 66, Reforma laboral, etc.), pero parten de unas mismas críticas hacia el gobierno y la economía, unas mismas respuestas a los problemas (reales o ficticios) que ven.

El sector empresarial, es importante decirlo, en gran medida ha logrado convertir sus propuestas en polĆ­tica pĆŗblica. En efecto, hemos vivido la reducción y el desmantelamiento de instituciones gubernamentales, hemos vivido la desreglamentación de la contratación laboral y de la protección ambiental en la Ćŗltima dĆ©cada y media. Esto ha ocurrido porque los sectores empresariales han logrado canalizar su programa y sus intereses económicos a travĆ©s del Partido Popular DemocrĆ”tico y el Partido Nuevo Progresista. Los partidos que han gobernado, por tanto, han servido de vehĆ­culos polĆ­ticos para estas propuestas empresariales, razón por la que se les cataloga como ā€œpartidos patronalesā€. A travĆ©s de ellos gobierna la clase empresarial, y, cada vez mĆ”s, los intereses capitalistas externos.

Esta clase empresarial, ademÔs, no siente inconveniente con ir mÔs allÔ de los espacios de discusión para imponer su voluntad. Los sectores empresariales apoyaron la aprobación de la Ley PROMESA y de la creación de la Junta Control Fiscal. Cuando no pueden lograr imponerse en el gobierno con la efectividad que desean, no tienen problema alguno con recurrir a algunos de los aparatos dictatoriales del poder colonial en Puerto Rico. Así, por ejemplo, la Asociación de Restaurantes de Puerto Rico (ASORE) no titubeó al decir que, de aprobarse un aumento en el subsalario mínimo (actualmente de $2.13 por hora), recurrirían a la Junta para que esta derogue la ley que aprobó el aumento. Al final, no fue necesario, pues el gobernador vetó la ley. Pero el poco compromiso con el espacio democrÔtico por parte, por lo menos, de ASORE quedó demostrado.


Igualmente quedó demostrado por las acciones de este sector ante la aprobación de una ley que restituía algunos derechos adquiridos que la Reforma Laboral del 2017 había eliminado. El sector patronal decidió incumplir con la ley, con la esperanza de que esta fuese derogada en la corte; al esta anularse ab initio, varios elementos de este sector han llegado al punto de estudiar la posibilidad de reclamar el bono de navidad que habían otorgado bajo el cÔlculo dispuesto en la ley anulada. La clase empresarial y las organizaciones que las representan, por tanto, no solo controlan el gobierno a través de los partidos patronales, sino que no tienen reparos en ir por encima de las estructuras democrÔticas para imponer su voluntad.

Se pudiera decir, por tanto, que vivimos el proyecto de paĆ­s de la clase empresarial.

Las propuestas de los sectores empresariales que se han convertido en política pública en las últimas décadas, queda demostrado, no han ayudado a superar la crisis económica de Puerto Rico, han sido incapaces de revertir el colapso económico y social que se profundiza. MÔs trÔgicamente aún, sus propuestas no han cambiado, sino que se reiteran. No ha habido reflexión ni autocrítica por parte de estos sectores, no ha habido creatividad y renovación, solo el eterno retorno a lo mismo de siempre.

Algunos de los voceros de un proyecto de paĆ­s, de una alianza de paĆ­s, hacen un llamado para que este proyecto tenga un carĆ”cter ā€œnacionalā€, es decir, que agrupe a todas las personas y todos los distintos intereses que se encuentran en la sociedad puertorriqueƱa. Hablan de un ā€œpueblo puertorriqueƱoā€, sĆ­, pero de un ā€œpuebloā€ que parece incluir a toda persona, a todo sector. Y, sin embargo, vemos ya ciertos problemas con este llamado. Vemos que algunos de estos sectores sencillamente no son capaces de reflexionar sobre un rumbo distinto para Puerto Rico; gobiernan a partir de sus intereses inmediatos (independientemente de si esas propuestas les perjudicarĆ”n en el futuro), gobiernan a partir de los mismos prejuicios ideológicos que no superan. Dicho de otro modo, los intereses del sector empresarial los impulsan a continuar apostando por la privatización, la subcontratación, la desreglamentación, a pesar de que todo lo vivido demuestra su ineficacia. HarĆ”n esto a travĆ©s de las estructuras polĆ­ticas existentes, e incluso a travĆ©s de la imposición de su polĆ­tica por vĆ­as de mandatos coloniales. Si queremos hacer algo distinto para salir de la crisis, parecerĆ­a que hay, por lo menos, ciertos sectores que no formarĆ­an parte de esta alianza, en este caso, el sector empresarial.

Esto, poco a poco, nos empieza a llevar a algunas conclusiones. Sigue siendo real la necesidad de crear un proyecto económico y social coherente, que pueda revertir la profunda crisis que vivimos; sigue siendo necesario que este proyecto sea fruto de una discusión amplia y democrÔtica, y, por tanto, que sea impulsada por grandes sectores del país. Pero vamos viendo que hay ciertos sectores que, sencillamente, no solo no participarían de este esfuerzo, sino que es muy posible que lo combatan: que combatan cualquier medida que busque redirigir la ganancia privada para incentivar la economía, que busque fortalecer la organización de clase trabajadora, que busque preservar el medioambiente a través de las limitaciones a las construcciones. Y esto se debe a una razón en apariencia sencilla pero con profundas ramificaciones: un proyecto de país es un proyecto de clase.

Volviendo, entonces, a las premisas que dieron origen a este escrito, parecerĆ­a, por tanto, que hay ciertas divisiones internas en la sociedad que, por lo menos con respecto a las aspiraciones económicas y sociales, se nos presentan como antagónicas. Hasta cierto punto, entonces, sĆ­ formamos parte de una sociedad ā€œpartidaā€, dividida. Vivimos actualmente el proyecto de paĆ­s de la clase empresarial, y este proyecto es sinónimo de crisis.

No hay de otra: a ese proyecto hay que presentar una alternativa, presentar un proyecto alterno al proyecto de país de la clase empresarial. Para eso, conviene ver algunos aspectos de la crisis económica y social de Puerto Rico.


***


Jorge Lefevre TavÔrez (editor, escritor, sindicalista) es docente sin plaza en la Universidad de Puerto Rico. Forma parte de la Junta Nacional de la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universtiarios. Es miembro de Democracia Socialista y de la Junta Editorial de momento crítico.

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