Por Rafael Bernabe
Del 6 al 8 de mayo 2019 se realizó en La Habana el "Primer evento internacional León Trotski". La actividad se convocó con el auspicio del Centro Juan Marinello y se celebró en la Casa Benito Juárez en La Habana Vieja. Más de cuarenta estudiosos de la obra de Trotski de cerca de quince países participaron en la actividad como ponentes. Varias editoriales presentaron y tuvieron a la venta importantes obras de Trotski. Entre los ponentes se encontraban conocidos autores y activistas como Eric Toussaint, Dan Labotz, Paul Leblanc, Suzie Weissman y Robert Brenner. Hubo también representación de la Casa-Museo León Trotski de México. A la actividad llegaron personas de Estados Unidos, Canadá, México, Argentina, Brasil, Bélgica, Alemania, Turquía, Puerto Rico, entre otros países. También participaron como ponentes y asistentes estudiantes y profesores cubanos.
La actividad fue una iniciativa de jóvenes revolucionarios cubanos interesados en renovar el pensamiento marxista apropiándose críticamente de la obra de grandes figuras de la tradición marxista que en el pasado fueron marginados o incluso proscritos en la antigua Unión Soviética y los países bajo su influencia. Entre esas figuras se destacan tanto Trotski como Rosa Luxemburgo, precisamente por el compromiso con la democracia obrera y sus aportaciones a la comprensión y lucha contra el fenómeno de la burocracia. En mi caso, preparé una presentación sobre dos escritos de Trotski acerca de un tema que toca a Puerto Rico y Cuba muy de cerca: el ascenso y algunas características del imperialismo norteamericano. Lo que sigue es una versión abreviada y corregida de esa presentación.
El 5 de agosto de 1924 el periódico Izvestia publicó el texto de una charla que León Trotski había ofrecido pocos días antes [1]. En 1926 se incluyó en el panfleto Europa y América. En 1945 se publicó en inglés en la revista Fourth International, en Nueva York [2]. En 1971, Pathfinder Press lo reeditó en el panfleto Europe and America: Two Speeches on Imperialism [3]. En la actualidad está disponible en la página marxists.org [4].
Me interesa discutir algunos aspectos de este texto, que no se encuentra entre las grandes obras de Trotski, pero que no deja de ofrecer pistas interesantes sobre distintos temas, incluyendo la historia de mi país.
Trotski se enfoca en el surgimiento, la centralidad y la particularidad del imperialismo norteamericano. No se limita a indicar que Estados Unidos había irrumpido en el club de los poderes imperialistas. Subraya que ya era "la figura central de la historia moderna de la humanidad" [5]. Y añadía: "Nueva York… es el amo del mundo capitalista y Washington es su departamento de estado" [6]. Y concluía: "este, camaradas, es el problema central de la historia europea y mundial. Si no se entiende esto, no podrán entenderse los destinos de la historia moderna, ni su próximo capítulo" [7].
¿En qué consiste la fuerza de Estados Unidos? Trotski responde: "en capital. En riqueza. En poder económico sin precedentes" [8]. Su entrada en "la política imperialista" coincide con el cambio de siglo: "La guerra hispano-americana ocurrió en 1898 cuando Estados Unidos tomó Cuba, asegurándose… la llave de Panamá y… su entrada en el… Pacífico, en China y en Asia" [9]. Con el canal, decía Trotski, Estados Unidos había corregido la geografía "según los intereses y objetivos del imperialismo americano" [10].
Pero Trotski además se interesa por las particularidades del imperialismo americano. Según él: "El imperialismo americano busca una posición de dominación mundial; quiere establecer la autocracia imperialista americana sobre el planeta. Eso es lo que quiere" [11]. En ese sentido, advertía, "es despiadadamente brusco, depredador, en el pleno sentido de la palabra, y criminal" [12]. Pero, a pesar de esto, logra presentarse como pacifista y como una fuerza democrática y liberadora. Es decir, se presenta como su opuesto. Esta es, planteaba Trotski, "una de las paradojas más interesantes, uno de los chistes más curiosos de la historia—chistes de los que no hemos derivado, ni derivamos mucha diversión" [13].
¿Cómo se explica esa paradoja? Trotski destaca la ventaja que representa "haber llegado tarde". Estados Unidos aparece como poder imperialista cuando el mundo ya está repartido entre otros imperios [14]. Por tanto, puede abrirse paso a nombre de remover el dominio de los demás. Así, planteaba Trotski, "para cada acto de rapiña, hay una consigna de liberación" [15]. Se pelea con España en nombre de "Cuba libre", se interviene en China en nombre de la "Puerta abierta", se reta el dominio naval inglés en nombre de la "libertad de los mares" [16]. Ahora, indicaba Trotski, Estados Unidos está liberando a China de Japón y añadía irónicamente, arrancando risas y aplausos del auditorio: Estados Unidos "siempre está liberando a alguien, esa es su profesión" [17].
Pero ¿qué permite a Estados Unidos minar a los demás poderes en nombre de la "emancipación de los pueblos" [18]? Precisamente su poder económico sin precedentes: Estados Unidos, pretende remplazar el poder colonial de otros con su dominio económico [19]. Es decir, su anticolonialismo no era mero engaño, sino que correspondía a un imperialismo distinto al de sus rivales.
Ellen Wood ha planteado el aspecto que, según ella, distingue al imperialismo específicamente capitalista. En el capitalismo, la falta de acceso a los medios de producción obliga a la clase explotada a venderse por un salario sin que sea necesaria la coerción estatal o legal. Del mismo modo, plantea Wood, el imperialismo capitalista surge en la medida en que el poder económico de las metrópolis puede imponerse sin que sea necesario el control colonial de los países subordinados. En ese sentido, Estados Unidos fue el primer imperio plenamente capitalista [20]. Puede decirse que Trotski anticipa esta idea, al señalar el carácter no colonial del imperialismo norteamericano y su centralidad, como decía, en el "próximo capítulo" de la historia mundial.
Trotski aborda entonces un problema político: cómo atraer al sector de la clase obrera que se mantenía en las filas de la socialdemocracia. Según Trotski, la aparición de Estados Unidos en el escenario de una Europa sumida en la crisis económica daba un respiro a la socialdemocracia. Le permitía denunciar a las clases gobernantes europeas a la vez que fomentaba la confianza en el imperialismo norteamericano. Es decir, la socialdemocracia podía aliarse con el imperialismo norteamericano en nombre de luchar contra sus clases gobernantes. Si globalmente Estados Unidos podía pasar su imperialismo como anticolonial y liberador, su aliado socialdemócrata intentaba pasar su apego a ese imperialismo como lucha contra la reacción europea.
Así, los partidos socialdemócratas denunciaban a su burguesía "como irresponsable, codiciosa, chovinista e incapaz de llegar a un acuerdo con el capitalismo humano, democrático y pacifista" de Estados Unidos [21]. Los líderes socialdemócratas advertían a las burguesías europeas que, si bloqueaban los planes de Estados Unidos, entonces "¡les denunciaremos sin piedad ante los ojos de las masas! Esto se dice", comentaba Trotski, "casi en los tonos de un tribuno revolucionario" [22]. La socialdemocracia europea se subordinaba al amo norteamericano que venía a dictar nuevos términos a la burguesía europea, pero por lo mismo podía pasar su subordinación al primero como protesta contra el segundo.
Saltemos al caso de Puerto Rico. Si bien Estados Unidos ha sido un imperialismo fundamentalmente no-colonial, no ha dejado de tomar y ocupar ciertos territorios como puntos de apoyo. En ese sentido, Puerto Rico ha sido triplemente excepcional: colonia de España, junto a Cuba, luego de la independencia del resto de América hispana; una de las pocas colonias, junto a Filipinas, de un imperio no colonial; colonia, en la actualidad, cuando el colonialismo ha dejado de ser la forma normal de dominación imperialista.
Como señalaba Trotski, para cada acto de rapiña hay una consigna liberadora. En Puerto Rico la proclama del General Nelson A. Miles ponía la invasión de 1898 bajo el lema de "la Libertad, de la Justica y de la Humanidad". Denunciaba la opresión sufrida bajo el gobierno español. Prometía "derramar" sobre el país "las garantías y bendiciones de las instituciones liberales de nuestro gobierno” [23]. La proclama caía en terreno fértil: la opresión bajo el régimen español era innegable. También era innegable el progreso que representó la administración americana, con todas sus limitaciones.
El movimiento obrero fue uno de los primeros en aprovecharlo. En 1899 se organizó la Federación Libre de Trabajadores. En 1900 se realizó la primera huelga general de oficios en San Juan y en 1905 las primeras grandes huelgas cañeras y de los muelles [24]. Alrededor de la FLT, de la prensa obrera, de centros de estudio, se creó una esfera pública de la clase obrera, autónoma de la burguesía. En 1915 se fundó el Partido Socialista, como partido independiente de la clase trabajadora, que pronto se convirtió en una fuerza electoral significativa. El liderato obrero atacaba sin reparo a las clases poseedoras del país y sus partidos. Rechazaba su patriotismo como pantalla de sus intereses de clase. Advertía contra la creación de un estado independiente en manos de esas clases, que lo usarían para acentuar la explotación de los trabajadores. Pero esta política estaba marcada por una radical inconsistencia: la crítica de los partidos burgueses, de un estado controlado por la burguesía y del patriotismo burgués no se extendía a las instituciones del capitalismo norteamericano [25].
Se denunciaba a las clases poseedoras puertorriqueñas, con toda justificación, pero se abrazaba al Congreso de Estados Unidos como protector de los trabajadores. Se promovía la independencia respecto a la burguesía insular, pero se fomentaba la confianza en sus amos coloniales. Se denunciaba el patriotismo de los burgueses isleños, pero se asumía el patriotismo americano como un sentimiento democrático sin contenido de clase. Se rechazaba la idea de una república burguesa independiente, no desde la aspiración a una república obrera, sino del apego a la Constitución americana [26].
Las inconsistencias de los líderes obreros tenían un fundamento material, pero no dejaban de ser errores. El colonialismo norteamericano fue más liberal que el español. Pero una cosa era aprovechar cualquier apertura para avanzar la organización obrera, y otra abrazar al estado norteamericano como tutor y protector de la clase obrera. Los líderes de la FLT y el PS no puedieron evitar el deslizamiento de la primera a la segunda posición, que la situación de Puerto Rico propiciaba, pero no hacia inevitable.
Por ejemplo, en 1915, el máximo líder de la FLT y del PS, Santiago Iglesias, planteaba: "Nosotros sostenemos que la esperanza única de las clases trabajadoras de Puerto Rico descansa en el mismo tratamiento de las instituciones que para la protección del pueblo trabajador existen en los Estados Unidos. La condición de los trabajadores aquí, jamás se mejorará por medio de nuestra Legislatura… debido a la tremenda oposición de los politicians y de las corporaciones… y a la ignorancia de las clases trabajadoras que no conocen exactamente por qué se hallan en esa condición. Únicamente el Congreso de los Estados Unidos puede traer hacia ellos un grado de mejoramiento" [27].
Por supuesto, hay una diferencia considerable entre el tema de Trotski y el nuestro: en su caso, la experimentada socialdemocracia europea, producto de una larga acumulación de fuerzas en países industriales; en el nuestro, un naciente y frágil movimiento obrero en una pequeña y atrasada economía colonial. Pero las coincidencias son llamativas: un imperialismo que se presenta como fuerza democrática y la tendencia del liderato obrero a identificarse con el amo de su burguesía, a mezclar una política rebelde y una política de subordinación [28]. Si Trotski hablaba de "la paradoja del Partido Social Demócrata Alemán", esta sería también la paradoja de la FLT y el PS en Puerto Rico [29]. Si bien la política rebelde aún generaba grandes luchas, como las huelgas cañeras de 1915 y 1916, la política de subordinación pronto daría sus frutos, incluyendo la coalición con el Partido Republicano y la creciente desconexión de la movilización obrera [30].
Pero esa no fue la única vez que la identificación con el imperialismo "democrático" marcó al movimiento obrero. A partir de 1937, el Partido Comunista Puertorriqueño dirigió un ascenso de las luchas obreras que condujo a la huelga de los muelles de 1938 y culminó en la fundación de la Confederación General del Trabajo en 1940 y su crecimiento acelerado hasta 1945 [31]. Sin embargo, la política del frente popular conllevó un apoyo cada vez menos crítico al presidente de los Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt y al recién nacido Partido Popular Democrático. La política, presentada como parte de la lucha contra el fascismo, llegó al extremo de la disolución del partido en 1944, en el momento de mayor auge de la CGT y de influencia de los comunistas [32]. Esto facilitó la división de la CGT en 1945 y su destrucción, con efectos terribles para el movimiento obrero y para la lucha por la independencia, en el momento en que ha contado con más apoyo.
No se trataba, por supuesto, de subestimar la lucha contra el fascismo, al igual que no se trataba de dejar de luchar contra las clases poseedoras puertorriqueñas o la herencia colonial española, sino de no convertir esa lucha en una defensa del imperialismo norteamericano. A pesar de sus limitaciones, esto lo comprendió el Nacionalismo puertorriqueño, que insistió en no abandonar su denuncia del imperialismo norteamericano a nombre de la lucha contra el fascismo [33]. Esto provocó la única mención de Puerto Rico en la obra de Trotski. En 1938, Trotski aplaudió la posición de los Nacionalistas puertorriqueños en un Congreso contra la guerra y el fascismo celebrado en México. Citemos una de sus dos anotaciones: "Todos votaron por resoluciones huecas relacionadas a la lucha contra el fascismo, pero (exceptuando los representantes de Puerto Rico y de Perú) repudiaron decididamente la lucha contra el imperialismo" [34].
El Partido Nacionalista, claro está, carecía de la presencia del Partido Comunista en el movimiento obrero. Fue una dicotomía trágica: el Nacionalismo mantenía su independencia ante el imperialismo "democrático", sin vínculos con el movimiento obrero. Los comunistas, arraigados en el movimiento obrero, seguían una política de identificación con el imperialismo "democrático" que llegó a la autodisolución.
Trotski concluyó su charla de 1924 indicando que la revolución no podía dejar de aprender de Estados Unidos: tenía que adoptar los avances de la industria americana [35]. En la lucha contra el imperialismo, el Bolchevismo tenía que americanizarse. Esa sería, según él, la batalla que definiría el curso del siglo XX, representada por dos figuras: Lenin o Wilson [36]: "El destino de la humanidad depende del desenlace de la lucha entre esos dos principios" [37]. Trotski aseguraba que el "Bolchevismo americanizado" derrotaría al "americanismo imperialista" [38]. Desafortunadamente, el choque que en buena medida definiría al siglo veinte enfrentaría al "americanismo imperialista" con el Bolchevismo, no americanizado, sino burocratizado, con consecuencias terribles para el movimiento obrero mundial, incluyendo el de Puerto Rico, como vimos.
Concluyamos indicando la fuerza del análisis de Trotski y su confirmación por la historia: su conciencia de la creciente centralidad del imperialismo norteamericano, de sus particularidades, de la necesidad de combatirlo a pesar de su ropaje anticolonial o liberador y de la necesidad de enfrentarlo con una orientación socialista revolucionaria, es decir, tanto anticapitalista como antiburocrática.
***
Notas:
[1] El 28 de julio. Se publicó bajo el título "Premises of the Proletarian Revolution".
[2] En los números de junio, julio y agosto, bajo el título "Perspectives of World Development". Traducción de John G. Wright.
[3] Bajo el título "Perspectives of World Development". Leon Trotsky, Europe and America: Two Speeches on Imperialism (New York: Pathfinder Press, 1971).
[4] https://www.marxists.org/archive/trotsky/1924/07/world.htm. Transcrito por David Walters.
[5] Trotsky, 12. Las traducciones del texto de Trotski del inglés al español que siguen son nuestras.
[6] Trotsky, 12.
[7] Trotsky, 14.
[8] Trotsky, 13.
[9] Trotsky, 14.
[10] Trotsky, 15.
[11] Trotsky, 17.
[12] Trotsky, 15.
[13] Trotsky, 15.
[14] Trotsky, 16.
[15] Trotsky, 27.
[16] Trotsky, 27.
[17] Trotsky, 23. Otro pasaje: "Se trata de conquistas económicas, de robo. Pero debido a las condiciones específicas del desarrollo de Estados Unidos, este esfuerzo se presenta a veces bajo el ropaje del pacifismo, y otras casi asume un aspecto liberador". Trotsky, 28.
[18] Trotsky, 32.
[19] Trotsky, 28.
[20] Ellen Meiksins Wood, El imperio del capital (Barcelona: El Viejo Topo, 2004).
[21] Trotsky, 19. Los líderes socialdemócratas habían adoptado "el evangelio según Wilson". Se estaban "educando a sí mismos y estaban tratando de inyectar en las masas trabajadoras la religión del Americanismo". Trotsky, 18, 19.
[22] Trotsky, 20.
[23] "Proclama. Cuartel General del Ejército de los Estados Unidos" en Ángel Rivero, Crónica de la guerra hispanoamericana en Puerto Rico (Río Piedras: Edil, 1972 [1920]) 232.
[24] Félix Córdova, Ante la frontera del infierno: impacto social de las huelgas cañeras y portuarias de 1905 (Río Piedras: Huracán, 2007).
[25] Para otras consideraciones sobre el movimiento obrero ver Rafael Bernabe, Respuestas al colonialismo en la política puertorriqueña. 1899-1929 (Río Piedras: Huracán, 1996) y César J. Ayala y Rafael Bernabe, Puerto Rico in the American Century: a History Since 1898 (Chapel Hill: U. of North Carolina Press, 2006). Versión al español: Puerto Rico en el siglo americano: su historia desde 1898 (con César Ayala), Aurora Lauzardo, trad. (San Juan: Callejón, 2011).
[26] Un importante estudio planteó en 1979 que "Las organizaciones obreras hicieron una clara distinción entre la necesidad de oponerse al imperialismo y el poder de las corporaciones de Estados Unidos y el uso, en defensa de sus intereses de clase, de las disposiciones constitucionales y legales de la superestructura colonial". (History Task Force, Centro de Estudios Puertorriqueños, Labor Migration Under Capitalism. The Puerto Rican Experience [New York: Monthly Review, 1979], 102) Pero este no fue el caso: "el uso de las disposiciones constitucionales y legales de la superestructura colonial" se convirtió en un clarísimo apoyo al imperialismo. Por otro lado, A. G. Quintero Rivera planteaba que “el internacionalismo fue uno de sus elementos principales" del movimiento obrero. La FLT “se concibió… como parte de la lucha de los trabajadores del mundo” y desde esa perspectiva rechazó las nociones de patria y patriotismo como instrumentos de las clases dominantes. (A.G. Quintero Rivera, “Clases sociales e Identidad Nacional. Notas sobre el desarrollo nacional puertorriqueño” en Puerto Rico: identidad nacional y clases sociales [Rio Piedras: Huracán, 1981] 27, 28, 29.) De haber sido así, el liderato obrero hubiese rechazado todo nacionalismo y todo patriotismo. En realidad, rechazaron un patriotismo para abrazar otro.
[27] Santiago Iglesias, Luchas emancipadoras. Crónicas de Puerto Rico (San Juan, 1958), vol. 2, 175. Podríamos describir a estos líderes adaptando las palabras de Trotski sobre la socialdemocracia en 1924: atacaban a la burguesía puertorriqueña "como irresponsable, codiciosa… e incapaz de llegar a un acuerdo con el capitalismo humano y democrático" de Estados Unidos. Advertían a la burguesía puertorriqueña que, si bloqueaban los planes de Estados Unidos, entonces "¡les denunciaremos sin piedad ante los ojos de las masas!" Y lo decían, como comentaba Trotski, "en los tonos de un tribuno revolucionario".
[28] Nos referimos a los líderes principales. Algunos socialistas, como Rafael López Landrón, plantearon la necesidad de aprovechar las oportunidades abiertas por el régimen norteamericano, a la vez que adoptaban una posición antiimperialista. Lo mismo puede decirse de socialistas obreros puertorriqueños en Nueva York, como Jesús Colón y Bernardo Vega. Ver Bernabe, Respuestas y Ayala y Bernabe, Puerto Rico.
[29] Trotsky, 20. Otras tendencias percibieron la discrepancia entre los ideales democráticos y las prácticas coloniales. Rosendo Matienzo Cintrón señalaba que al gobierno de Estados Unidos había que echarle "en cara… la hipocresía en que vive al aparecer puritano en la impureza, defensor del derecho ajeno en la expoliación y el robo, pacifista en la destrucción por la guerra, demócrata en el imperialismo, mantenedor de la humanidad y la civilización en la destrucción de las razas inferiores y en el quebranto de los débiles por la fuerza sometidos a su rapacidad insaciable" ("El camino recto" (1911) en Luis Díaz Soler, Rosendo Matienzo Cintrón. Recopilación de su obra escrita [Rio Piedras: Instituto de Literatura Puertorriqueña, UPR, 1960], 254). Matienzo se declaró defensor de la "americanización". Desde esa posición denunció como Estados Unidos traicionaba los principios democráticos que él le atribuía. Concluía que Puerto Rico tendría que "americanizarse" contra la voluntad de Estados Unidos. Si Estados Unidos traicionaba la "americanización", Puerto Rico, para "americanizarse", tendría que hacerse independiente. Estudiamos la obra de Matienzo en Bernabe, Respuestas.
[30] Taller de Formación Política, ¡Huelga en la caña! 1933-34 (Río Piedras: Huracán, 1982).
[31] Taller de Formación Política, No estamos pidiendo el cielo. Huelga portuaria de 1938 (Río Piedras: Huracán, 1988).
[32] Para la justificación de la disolución ver: Juan Santos Rivera, Puerto Rico ayer, hoy y mañana: informe al CC del PC (San Juan: np, 1944).
[33] Algunos lo han malinterpretado como simpatía por el fascismo. Ver sobre esto Taller de Formación Política, Pedro Albizu Campos ¿conservador, fascista o revolucionario? (Río Piedras: TFP, 1991).
[34] "Tasks of the Trade Union Movement in Latin America" (1938) en Writings of Leon Trotsky, 1938-39, eds. Naomi Allen, George Breitman (New York: Pathfinder, 1974), 82. El otro comentario de Trotski: "Los representantes del APRA en el congreso de septiembre contra la guerra y el fascismo han asumido, hasta donde yo puedo juzgar, una posición valiosa y correcta, junto a los delegados de Puerto Rico." "Anti-imperialist Struggle is Key to Liberation" (1938) 34-35. Los trotskistas norteamericanos reconocieron el mérito de la posición de los Nacionalistas, tema que discutimos en un estudio en preparación. Sobre los trotskistas americanos ante la guerra ver: James P. Cannon, Writings and Speeches, 1940-43. The Socialist Workers Party in World War II. Les Evans, ed. (New York: Pathfinder Press, 1975) y Socialism on Trial. Testimony at the Minneapolis Sedition Trial (New York: Pathfinder, 2014). Para un análisis marxista de la guerra: Ernest Mandel, The Meaning of the Second World War (London: Verso, 1986).
[35] Trotsky, 33.
[36] Trotsky, 32.
[37] Trotsky, 32.
[38] Trotsky, 33.
Rafael Bernabe es profesor de la Universidad de Puerto Rico, activista social y político, autor de libros y artículos sobre historia y literatura puertorriqueña.
Comments