Por Natalia Santos Orozco
Ficha técnica:
Productora y guionista: Mariolga Reyes Cruz, cofundadora y directora ejecutiva del Fideicomiso de Tierras Comunitarias para la Agricultura Sostenible
Director y editor: JuanMa Pagán Teitelbaum
Director de Fotografía: Leandro Fabrizi Rios Compositor musical: Eduardo Alegría
Con seis semanas en cartelera y más de 10,000 personas espectadoras, el documental Serán las dueñas de la tierra (2022), producido por Mariolga Reyes Cruz y dirigido por JuanMa Pagán Teitelbaum, confirma su éxito y el interés creciente por la agricultura en Puerto Rico. Entre sus aspectos destacados está visibilizar el empeño de sus protagonistas Stephanie Rodríguez Ocasio, Alfredo Aponte Zayas e Ian Pagán Roig, por trabajar la tierra, cosechar y proveer alimentos a la comunidad. Si bien el documental revive momentos muy duros, también nos reconfortan y conmueven sus fortalezas y tenacidades, así como la seductora belleza de nuestros campos y la música que realza las emociones. Para las personas que reconocemos que la agroecología es el modelo justo e ineludible para alimentar y sanar el planeta, el documental nos advierte sobre los obstáculos que hay que superar urgentemente y sugiere la necesidad de la organización colectiva y la solidaridad para transformar las condiciones que imposibilitan su desarrollo.
El filme nos muestra retazos de la vida de estas personas agricultoras a lo largo de tres años (2016-2018). En los tres casos conocemos cómo lograron acceder a las fincas que trabajan, las dificultades e inseguridad de la tenencia de tierras arrendadas, las labores cotidianas y los escollos habituales en el proceso de siembra y cultivo (suelos, arado, fertilización orgánica, semillas, irrigación, plagas), las consecuencias materiales y emocionales de los eventos climáticos extremos, el mercado (cómo y dónde vender las cosechas, quién compra), así como sus vínculos comunitarios a través de proyectos educativos y segundos trabajos.
“Levanten las manos quiénes están listos para el cambio”
Stephanie Rodríguez trepa con gran agilidad los árboles, lidera las labores de dos fincas, enseña prácticas agroecológicas a estudiantes de una escuela elemental rural, convoca y moviliza a su comunidad al mercado agrícola para que los alimentos que se cosechan en nuestros campos no se pierdan, comienza desde cero luego de los devastadores huracanes Irma y María. Sus estudiantes caminan con ella por las calles de las montañas y la observan con cariño y admiración.
“Tal vez ir incursionando en el sector político como un movimiento”
Alfredo Aponte, luego de haber estudiado en los Estados Unidos, decidió regresar a Puerto Rico con su familia para iniciar un proyecto agroecológico. Vino con la ilusión de arrendar una finca de la Autoridad de Tierras para encaminar su sueño. Las dificultades experimentadas durante los tres años que tuvo acceso a ellas, antes de ser desahuciado, se relacionan principalmente con la falta de un apoyo integral del gobierno a nuestra agricultura y los efectos de una crisis climática que ha sido por mucho tiempo ignorada. Al final, Alfredo reflexiona y lanza algunas ideas esperanzadoras: ¿un movimiento agroecológico de acción política?
“La enseñanza de los bueyes”
El Proyecto Agroecológico El Josco Bravo ha formado a un ejército de personas agricultoras y promotoras de la agroecología en los últimos nueve años. Ian Pagán lidera esta aventura revolucionaria junto con la ayuda de otros proyectos agroecológicos y del Instituto para la Investigación y Acción en Agroecología (IALA-PR), al tiempo que maneja su finca (cultivos, cosechas, mercado) y lidia con los obstáculos gubernamentales que atraviesan las personas cuya tenencia de la tierra es insegura y viven de ella. Ian cuenta que, en un periodo de tres años, tuvieron que comenzar desde cero cinco veces: cuando llegaron a las tierras, dos veces por sequía, una vez por lluvias extremas y la quinta vez por el Huracán María bajo la cruel amenaza de desahucio. Y lo han podido hacer gracias al modelo agroecológico que emplean y promueven. Estos eventos extremos son y serán cada vez más frecuentes debido a la crisis climática. La agricultura convencional que sustenta el modelo del agronegocio capitalista (monocultivo, pesticidas, herbicidas, uso excesivo de carburantes) es responsable de un alto porcentaje de la emisión de los gases invernadero que calientan el planeta. La agroecología, por su parte, es el modelo capaz de regenerar los suelos erosionados cuya biodiversidad ha sido aniquilada por el agronegocio. Los suelos saludables, biodiversos, absorben el carbono atmosférico y son resilientes, de modo que ayudan a enfriar el planeta. Como demuestra la experiencia de Ian, las fincas agroecológicas logran recuperarse más rápidamente de los desastres, pues la biodiversidad protege los suelos. Además, los insumos orgánicos y las prácticas que emplean se adaptan mejor a los cambios.
Tierras y agroecología para la soberanía alimentaria
La cifra del 85% de alimentos importados que componen la canasta puertorriqueña aparece en pantalla como advertencia del desastre. Confirmamos los riesgos de vivir así a partir del huracán María y la pandemia. Una tercera parte de la población en Puerto Rico sufre inseguridad alimentaria, también nos recuerda el filme. Habría que añadir la malnutrición generalizada y las enfermedades que resultan del sistema alimentario capitalista que principalmente produce alimentos con bajo índice nutricional debido a prácticas agrícolas nocivas del agronegocio, ultraprocesados, con conservantes, enlatados, altos en azúcares y grasas, etc. Si aspiramos a una alimentación segura, sana, digna y sabrosa, necesariamente debemos volver nuestras miradas y acciones hacia nuestros campos y tierras. Es lo que nos invita a hacer el documental.
Las experiencias de vida de Stephanie, Alfredo e Ian labran un camino alternativo a través de la agroecología. Respaldar ese otro camino es optar por la vida. Implica transformar las formas de producción de alimentos y consumo dominantes. Desde el gobierno hay muchísimo trabajo por hacer para atender adecuadamente las crisis del sistema agrícola y alimentario. Necesitamos participación de las comunidades agricultoras y campesinas en la toma de decisiones y en la articulación de la política pública para que responda a las necesidades reales de las personas agricultoras, sus familias y comunidades. Necesitamos política pública que acoja y promueva los principios de soberanía alimentaria para resolver efectivamente nuestra inseguridad alimentaria. Por ejemplo, incentivar la producción de alimentos locales garantizando el acceso seguro y permanente de las personas agricultoras a la tierra, fomentar la agroecología, la agricultura familiar y los mercados locales. El apoyo de la ciudadanía también es crucial a través del consumo de los productos, del establecimiento de relaciones directas con los proyectos agroecológicos y redes de apoyo, de la participación en acciones políticas que beneficien a las comunidades campesinas y agrícolas.
Serán las dueñas de la tierra es un documental sobre compromiso y solidaridad. Con los relatos, paisajes y ritmos expresa una sensibilidad-ética-ecológica que responde valientemente a los imperativos de nuestro tiempo. Vayan y vean. Desde el feminismo ecosocialista disfrutamos y celebramos el arte que advierte y nos hace ver.
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