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Los crímenes de Bolsonaro: hay que juzgar, castigar y reparar

Por Israel Dutra


[Nota editorial de momento crítico: Aún se sienten los estragos causados por el gobierno ultraderechista de Jair Bolsonaro que asoló a Brasil de 2019-2022. Entre sus acciones más devastadoras se encuentran el estímulo que recibió la minería ilegal (“garimpo”) y otras prácticas nocivas vinculadas con el desarrollo del agronegocio en territorios protegidos de pueblos indígenas del Amazonas. Mediante medidas gubernamentales que fomentaban el extractivismo ilegal y la despenalización de delitos ambientales, durante su gobierno se registró uno de los aumentos más vertiginosos en estas prácticas de las últimas décadas [1]. Uno de los pueblos que más han sufrido las consecuencias son los yanomamis. En los últimos años se ha registrado una grave merma poblacional y el deterioro de la calidad de vida hasta el grado de considerarse un genocidio. Las investigaciones iniciadas por el nuevo gobierno de Brasil buscan establecer las responsabilidades y dar paso a procesos de rendición de cuentas.


A propósito de estos crímenes, compartimos una columna del camarada Israel Dutra, secretario general del PSOL, sociólogo, miembro de la Dirección Nacional del partido y del Movimiento de Izquierda Socialista (MES). Publicada originalmente en Viento Sur [2], en ella denuncia el genocidio de los yanomamis perpetrado por el gobierno de Bolsonaro, la grave situación en la que permanecen y advierte sobre la necesidad de organizar las resistencias populares frente a la destrucción neoliberal derechista.]


El genocidio contra el pueblo yanomami exige reparación y justicia, con Bolsonaro y sus aliados rindiendo cuentas.

En la segunda temporada de la serie Cazadores, Hitler es juzgado tras ser capturado en su escondite de Argentina. La serie de ficción escenifica un hipotético juicio al monstruo del siglo, al igual que 11 nazis fueron juzgados en Nuremberg en la vida real. Pinochet fue condenado en el juicio dirigido por el juez español Baltasar Garzón, Alberto Fujimori está en prisión. Videla, Massera y Galtieri se sentaron en el banquillo de los acusados. Bolsonaro debe tener su hora.

Es imposible no indignarse ante las imágenes de los yanomamis. Son impactantes. Muertes, desnutrición, violencia contra un pueblo indígena. He aquí el legado de cuatro años del gobierno Bolsonaro, cómplice de los mineros, inscribiendo otro capítulo en el catálogo genocida.


Bolsonaro debe ser extraditado inmediatamente para ser juzgado.

Un culpable con nombre y apellido

La masacre de los yanomamis debe cesar inmediatamente. Y los responsables deben pagar por sus crímenes.


Los extractivistas mineros se benefician de un verdadero sistema de privilegios, que garantiza sus beneficios y su violencia y conduce al exterminio de los yanomamis. Como declaró Davi Kopenawa, líder yanomami, en una entrevista, "más de 570 niños yanomami menores de cinco años han muerto como consecuencia de la contaminación por mercurio procedente de la minería ilegal, la desnutrición, la diarrea, las enfermedades respiratorias y la malaria en los últimos cuatro años".


Los engranajes que sostienen el garimpo son la base constitutiva del proyecto Bolsonaro. Se trata de esquemas de poder locales, donde se calcula que 70.000 mineros operan ilegalmente, con relaciones turbias con las autoridades públicas y omisión de las esferas civil y militar. La expresión de la impunidad responde al nombre de Pedro Prancheta, el empresario responsable de muchas de las minas. Abrir las puertas del infierno era el programa del ministro de Bolsonaro, Salles, cuando "hablaba de pasar la boiada" pela tierra dos indígenas.


Bolsonaro, aún como diputado, había presentado un proyecto, en 1993, en connivencia con madereros y mineros para acabar con la demarcación de la reserva yanomami. La saña de destrucción, odio y genocidio que marca la acción política de Bolsonaro viene de lejos.


Los nuevos datos llegados a finales de esta semana no hacen sino corroborar la necesidad de seguir cercando a los responsables del genocidio, que une el exterminio de los pueblos originarios con intentos de golpe de Estado para cerrar el régimen político. La detención del fascista Daniel Silveira y las rimbombantes revelaciones del senador Marcos do Val a la revista Veja como cómplice de un supuesto golpe lo comprueban.

Es necesario movilizar

No se puede confiar únicamente en las buenas intenciones de los actores políticos. Es esencial movilizar a la sociedad para hacer retroceder el legado de Bolsonaro y garantizar que haya justicia.


El proceso de transición de la dictadura a la democracia en los años ochenta tuvo en la impunidad de los militares, la base del pacto que sustentó la Nueva República. Repetir esta postura, con otros actores, en la actualidad, sería un desastre. No por casualidad, el lema que se escucha con más intensidad en las manifestaciones es "No a la amnistía". El juicio y el castigo deben ir acompañados de una política de reparación para todos los afectados por el genocidio.


Necesitamos organizar la energía social que repudia las prácticas genocidas para obligar a Bolsonaro, su clan, su entorno (generales como Pazuello) a ser juzgados y castigados. No hay otra salida: organizar las luchas y las categorías, las reivindicaciones y un plan de luchas para conquistar una mayoría social.

Hay que reforzar el calendario establecido. En los próximos días, la juventud se reunirá en la Bienal UNE, sectores culturales organizarán bloques de carnaval con contenido democrático y los movimientos preparan una Marcha de luchas. El 8 de marzo, las mujeres saldrán a la calle; el 14 de marzo se cumplen cinco años sin Marielle, y es la hora de exigir justicia.

PSOL en acción

El PSOL está orientado a hacer cumplir las demandas del pueblo, manteniendo una posición independiente. En este sentido, la candidatura de Chico Alencar a presidente de la Cámara de los Diputados, separado del bloque que unió al PT de Lula y al PL de Bolsonaro para reelegir a Lira, cumplió un papel importante.

Nuestro lugar es organizar las reivindicaciones del pueblo, estar en primera línea en la lucha contra la extrema derecha y acompañar las acciones de los movimientos para que puedan influir en la relación de fuerzas.

En un año que ya ha comenzado con intensos acontecimientos, nos inspira la actual rebelión peruana, que nos enseña que sólo a través de la lucha social avanzaremos hacia el cumplimiento de reivindicaciones y derechos básicos para nuestro pueblo.

Notas:


[1] Véase el informe: "Terra Rasgada: como avança o garimpo na Amazônia brasileira” de la Aliança em Defesa dos Territórios.



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