Lizandra Torres Martínez
En el 2018, realicé una investigación, auspiciada en parte por el Fondo Institucional para el Desarrollo de la Investigación (FIDI) 2017-18, de la Universidad de Puerto en Cayey. Quise indagar sobre las visiones particulares que tenían un grupo de estudiantes universitarios sobre el impacto que tiene la crisis económica y política en sus posicionamientos sociales y políticos, así como, las maneras como se definían a sí mismos y los estilos de vida que promueven.
Aunque la crisis en la isla afecta adversamente a toda la población, desde mi perspectiva, es a los(as) jóvenes a quien hace más vulnerables. Entiendo que en la isla asistimos a una ruptura del consenso intergeneracional que responde a una realidad compleja, que tiene como escenario un país en crisis, mayormente poblado por personas adultas, y orientado hacia el consumo y la cultura mediática. Entró en crisis aquella idea de un futuro en el que los adultos, inspirados en la solidaridad intergeneracional, serían los responsables de dirigir el destino de las nuevas generaciones, trayendo como resultado la creación de nuevas formas de resistencia de parte de las juventudes y de negociación frente a las figuras de autoridad.
Observé cómo se ha ido construyendo un nuevo discurso político entre las juventudes puertorriqueñas, quienes ponen en perspectiva los problemas de la corrupción, la ingobernabilidad, el bipartidismo, la dependencia económica, el colonialismo y la desigualdad. Esto hace que un considerable grupo de estos prefieran definirse a sí mismos(as) fuera de los espacios tradicionales de educación (como el hogar y la escuela) y de participación (como son los partidos políticos).
Encontré que algunos de los escenarios que hoy enfrentan las juventudes están los siguientes: la educación no garantiza su ascenso y trabajan en lo que no estudiaron, desempleo, los efectos de la globalización, la migración forzosa, nuevas formas de sociabilidad y de la vivencia de la intimidad, distintas concepciones acerca del consumo, distintas representaciones acerca del consumo, cambios en los modos de participación socio-política, incertidumbre con relación al devenir, el individualismo, no son el foco de atención de los gobernantes, políticas culturales conservadoras que criminalizan sus estilos de vida, la relación entre jóvenes y adultos se da en el contexto de luchas generaciones e ideológicas tensas causadas por visiones sociales adultocéntricas, la Influencia de los medios de comunicación y las redes sociales, y el acceso a la Internet que, en comparación a otros tiempos, le abre los ojos y permite reconocer que hay otros mundos posibles.
Cuando les pregunté por qué su resistencia a participar en partidos políticos, plantearon que nadie les ha podido explicar con exactitud que provoca la crisis y como solucionarla, mostrando cierta desilusión con el devenir. Destacando la inseguridad laboral y la falta de empleos. La ansiedad que les causa pensar que no podrán culminar sus estudios. La manera como se están tomando las decisiones en el país. Algunos(as) mostraron preocupación de si podrán tener hijos y una familia en el futuro. También, que les soliciten tener experiencia en la mayoría de los trabajos.
En un escenario como el que se encuentran las juventudes en la isla, no hay por qué extrañar que enfrenten una fuerte crisis de la representación, que les impacta a la hora de acudir a las urnas. Y no me digan que son los efectos de una crisis que afecta a todos por igual. Las juventudes saben que han sido invisibilizadas. Será interesante ver como electoralmente se comportarán en las próximas elecciones.
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Lizandra Torres Martínez es Catedrática de Ciencias Políticas en la Universidad de Puerto Rico en Cayey.
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