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La prosperidad y la clase empresarial

Por Angel Rodríguez Rivera



En los pasados días, el súper PAC “Democracia es Prosperidad” creado por empresarios de distintas áreas de la economía en Puerto Rico, con la intención de incidir de manera directa en el proceso eleccionario, lanzó una campaña contra Rosa Seguí. Seguí es candidata del Movimiento Victoria Ciudadana por el distrito senatorial 1. El slogan “no te dejes confundir. La libertad económica es lo único que crea prosperidad”, viene acompañado de una foto tachada de la Licenciada Seguí y el hashgtag “Vélala”. La campaña tiene muchísimos problemas. Sin embargo, el tono violento y la visión de una prosperidad montada sobre la libertad plena y sin consecuencias de los intereses económicos privados resultan asuntos que deben ser discutidos con amplitud en el espacio político puertorriqueño.   


La “democracia es prosperidad”, como nombre del comité de acción política, quiere aparentar una intención de democratizar y hacer de Puerto Rico un mejor país en medio de una crisis que lleva décadas. Sin embargo, cuando dicen “la libertad económica es lo único que crea prosperidad” destapan todas sus intenciones y acciones concertadas centradas en intereses ligados exclusivamente a la creación de ganancias a costa de las vicisitudes de los sectores más empobrecidos del pueblo de Puerto Rico.  


Libertad económica es la eliminación de leyes que protejan a las personas trabajadoras en nuestro país. Es decir, que aquellas mujeres y hombres que trabajan en la industria de alimentos y cobran menos de una tercera parte del salario mínimo se mantengan en condiciones de precariedad. El sector empresarial quiere que bajen su cabeza y acepten sus salarios precarizados porque eso conducirá a la prosperidad y democracia en Puerto Rico. Libertad económica es igual a que las leyes laborales sean más laxas con los empresarios y más restrictivas con las acciones políticas de la clase trabajadora para poder defenderse del deseo incontrolable de ganancia  que tiene la clase empresarial.  


Libertad económica es lo mismo que privatizar los servicios de salud de manera que el bienestar salubrista de la población sea sometido a libre mercado y pueda convertirse en fuente de ganancia millonaria para un grupúsculo adinerado. También quiere decir que la educación, primaria, secundaria y universitaria deje de ser responsabilidad colectiva, operacionalizada en el derecho a la educación, para que compita en “igualdad de condiciones” en el mundo del movimiento económico privado. Continuar con los ejemplos requeriría un espacio que superaría el ocupado por El Quijote de Cervantes.


Defender lo indefendible es tarea imposible. No hay manera de convencer a un país que sufre todos los días la privatización y la pauperización que le acompaña, que “libertad económica” es igual a democracia. Ante esto, el sector empresarial personificado en el PAC, recurre al miedo y la violencia velada. Igual que los Milei en la Argentina, Bukele en El Salvador, Putin en Rusia, Bolsonaro en Brasil y Trump en Estados Unidos, recurren a intentos de silenciar las voces que gritan verdadera democracia. Nos hacen un llamado a “velar” a la Licenciada Seguí. Se les olvida que el ejercicio de vigilancia puede ocultar el descontento y la resistencia, pero nunca eliminarla. Rosa Seguí no es ente solitario en un país en crisis. “Velarla” es velar a un Puerto Rico ávido de cambios estructurales. No hay cámaras de seguridad en el mundo que puedan con ese empuje.           


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Angel Rodríguez Rivera es profesor de sociología en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Cayey. Es expresidente de la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios (APPU).


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