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La izquierda y la invasión de Ucrania: ¿campismo o internacionalismo?

Por Rafael Bernabe

[Una versión abreviada de este artículo se publicó en el periódico Claridad, Edición 3580, 7 al 13 de abril de 2022, pgs. 8 y 19]


Desde el 24 de febrero hemos expresado nuestro firme e inequívoco rechazo de la invasión de Ucrania por la Federación Rusa, ordenada por el gobierno de Vladimir Putin. Nos hemos sumado al llamado a la retirada de las tropas rusas de territorio ucraniano. Pero esta no es la posición de algunos sectores de la izquierda y el independentismo. De hecho, hay quienes piensan que nuestra posición es “objetivamente” favorable al imperialismo o una adaptación a la presión de la propaganda de los medios imperialistas, que también denuncian dicha invasión. Esta diferencia de opinión indica la existencia de dos formas de analizar esta situación, dos lógicas o metodologías, que debemos examinar francamente.


La posición campista


La lógica de la posición de nuestros críticos divide al mundo (o a los participantes en un conflicto entre estados) en dos sectores o campos: el lado o campo progresista y el lado o campo reaccionario. Según esta posición campista, del lado reaccionario se encuentran el imperialismo norteamericano y sus aliados. Sus enemigos en determinado conflicto integran, según esta lógica, el campo progresista o antimperialista, que debería merecer nuestro apoyo. Más aún, la crítica a los gobiernos del campo progresista se considera invención de la propaganda imperialista o, en todo caso, inconveniente, pues ayuda a justificar la política imperialista. Así, en el conflicto actual, esta perspectiva presentaría al gobierno de Putin como una fuerza antimperialista o que, al menos, responde legítimamente a una agresión imperialista (de Estados Unidos y la OTAN y sus aliados). Se niega, por tanto, a denunciar la invasión de Ucrania.


En la práctica, casi nadie en la izquierda se atreve a apoyar la invasión. El campismo en este caso se traduce en un análisis y expresiones que critican (justificadamente) la política de Estados Unidos en la región, la extensión de la OTAN hacia el este, el lado reaccionario del gobierno de Ucrania (y la presencia de grupos fascistas), la hipocresía de gobiernos que ahora acogen a los refugiados de Ucrania, a la vez que cierran las puertas a los de otras guerras, todo lo cual es inobjetable. Pero esta posición deja sin mencionar la naturaleza del gobierno de Putin y evade condenar la invasión de Ucrania o exigir la retirada de las tropas rusas. Sin ese elemento, la crítica indicada se convierte en un endoso, si no explícito, al menos implícito a la invasión rusa. Esta posición también ignora la existencia de un movimiento antiguerra en Rusia, y su feroz represión por el gobierno de Putin. En otros casos se indica que sería simplista pensar que Putin es el único “malo” de la película, que Rusia no es la única responsable de la crisis, todo lo cual es cierto, pero entonces, amparándose en la complejidad de la situación se evade denunciar la invasión.


Inconsistencias del campismo


La posición campista es inconsistente desde una perspectiva antimperialista, para no hablar de una perspectiva anticapitalista. Esta perspectiva, con tal de oponerse al imperialismo norteamericano y de la OTAN, no reconoce el carácter capitalista y represivo del gobierno de Putin, atado a la nueva clase dominante, surgida de la restauración del capitalismo en la antigua Unión Soviética. Es decir, aunque se presenta como una posición progresista se pone del lado de un gobierno capitalista y enemigo de su clase trabajadora (para no hablar de su política homofóbica, por ejemplo). Además, no reconoce que esa clase capitalista rusa pretende mantener su propia zona de influencia más allá de su territorio (en partes de la antigua Unión Soviética): es decir, que al igual que otras clases capitalistas, despliega su propia política imperialista [1].


Por lo mismo, con tal de oponerse al imperialismo norteamericano y a la OTAN, esta posición evita denunciar una evidente violación de la soberanía de un país independiente y una indudable violación del derecho de las naciones a la autodeterminación, uno de los principios fundamentales del antimperialismo. Es decir, que, lejos de ser una posición consistentemente antimperialista, con tal de oponerse a un imperialismo (el de Estados Unidos y la OTAN) se coloca del lado de otro imperialismo (el ruso), o, al menos evade señalarlo y denunciarlo.


De igual forma, esta posición deja sin mencionar el carácter francamente anticomunista y, más concretamente, anti-leninista de las justificaciones de Putin. Vale la pena recordar que para Lenin y los bolcheviques la Rusia zarista era una gran prisión de naciones sometidas a la dominación gran rusa. La revolución debía llevar a una nueva relación de hermandad y colaboración entre los pueblos que no podría crearse sin reconocer su derecho a la autodeterminación, es decir, su derecho a crear sus propios estados independientes [2]. En su discurso del 21 de febrero, Putin explicó cómo, según él, la Ucrania independiente fue en golpe asestado a la patria rusa, golpe asestado por Lenin y los bolcheviques. La nueva invasión vendría a rectificar en parte ese crimen bolchevique, a repudiar la teoría “loca” (palabras suyas) del derecho de las naciones a la autodeterminación. Es decir, Putin nos hace el favor de decir claramente que su política es opuesta a la de Lenin [3]. Los antimperialistas que se consideran leninistas debieran tomar nota. Lenin, por supuesto, denunciaría la posición de Putin como una continuación del chovinismo gran ruso que él combatió en su tiempo [4].


En fin, el deseo, admirable y justificado, de luchar contra el imperialismo norteamericano no debe conducirnos a adoptar la lógica campista, con las inconsistencias que hemos indicado.


La perspectiva internacionalista


En contraste con la posición campista, debemos asumir una posición que sea consistentemente antimperialista. Esa posición no escoge entre uno u otro imperialismo, se opone, no a uno, sino a todos los imperialismos. Esta posición se opone ciertamente al imperialismo norteamericano y europeo occidental. Se opone a la OTAN y a su política de expansión hacia el este [5]. Denuncia cómo esa política, dirigida contra el estado ruso, sin duda es parte de la preparación de esta crisis. Propone el fin de esa expansión. Propone la disolución de la OTAN. Pero esta posición, a diferencia de la posición campista, no pasa por alto la naturaleza del gobierno de Putin y de sus políticas. Señala su carácter capitalista e imperialista, denuncia la invasión de Ucrania y exige la retirada de las tropas rusas [6].


¿Y qué del carácter reaccionario, represivo del gobierno de Ucrania y de la presencia allí de fuerzas fascistas o semi-fascistas? La posición internacionalista también denuncia este hecho (la política de “ucranización”, la reciente prohibición de partidos, la presencia de grupos fascistas, etc.) [7]. Es decir, su rechazo de la invasión rusa y su solidaridad con el pueblo ucraniano no incluye un apoyo a esas políticas. Pero insiste en que esa naturaleza del gobierno de Ucrania o la presencia de grupos fascistas no legitima la invasión rusa. Deshacerse de esas fuerzas en Ucrania, cambiar el régimen político y social en Ucrania es tarea del pueblo ucraniano, no del gobierno de Putin.


Como se recordará, Estados Unidos suele invadir otros países a nombre de la democracia y algunos de los gobiernos que ha atacado (como el de Saddam Hussein en Irak o del talibán en Afganistán) son francamente antidemocráticos. En otras épocas el imperialismo japonés invadió Asia a nombre de liberarla del dominio occidental (dominio que era una realidad). Es decir, todos los imperialismos visten sus agresiones con admirables objetivos, denunciando los crímenes de sus enemigos, que muchas veces son reales (como era el caso de Hussein o del imperialismo occidental en Asia). Las y los antimperialistas rechazamos tales pretextos (aunque a veces se apoyen en hechos reales) y denunciamos las agresiones que encubren. Con igual lógica hay que rechazar la agresión de Putin contra Ucrania, que, como el caso de otras agresiones imperialistas, viene acompañada de alguna justificación loable, como la lucha contra el fascismo.


La posición internacionalista igualmente denuncia la hipocresía de los gobiernos que reciben a los refugiados ucranianos o que denuncian la agresión rusa, a la vez que rechazan a otros refugiados y toleran otras ocupaciones (Palestina) o agresiones (Yemen). Pero no lo hace para dejar de apoyar esa acogida y esa denuncia: al contrario, exige la más amplia acogida de los refugiados de Ucrania y denuncia la invasión. Exige que esa acogida y esa denuncia sean extendidas a todas y todos lo refugiados y a todas las ocupaciones y agresiones. No intentamos explicar a la gente por qué deben apoyar o ser indiferentes a la invasión de Ucrania. Al contrario, les instamos a que se opongan a esa invasión y a que, de igual forma, rechacen la ocupación de Palestina, la guerra de Arabia Saudita contra Yemen, cualquier nueva intervención militar de Estados Unidos…


Algunas personas objetarán ¿pero acaso no tiene Rusia preocupaciones legítimas por su seguridad, resultado de la política de extensión de la OTAN? Ya hemos indicado que la perspectiva antimperialista no deja de denunciar la política de la OTAN. La pregunta es ¿cómo respondemos a esa política? ¿Asociándonos a la política de otro imperialismo y a sus imposiciones? Al contrario, es necesario construir un amplio movimiento antimperialista, vinculado a la defensa de los intereses y niveles de vida de las clases trabajadoras, a la lucha por la reducción del gasto militar y el desarme y el respeto de la soberanía de los pueblos. Esa es la manera de responder al imperialismo de la OTAN. Eso es lo que promovería un gobierno antimperialista. Pero el gobierno de Putin ni promueve ni puede promover tal respuesta, precisamente porque es un gobierno capitalista, además de autoritario. Es decir, Putin responde a la agresión imperialista, claro que sí, pero responde como responde un imperio, es decir, a través de su propia política de agresión y represión y construcción de su zona de influencia. Al rechazar el imperialismo de la OTAN, los antimperialistas no podemos asociarnos ni endosar esa respuesta igualmente imperialista.


Esa respuesta imperialista estimula todas las tendencias que como antimperialistas queremos combatir: alimenta las fuerzas nacionalistas antirrusas en Ucrania; aumenta el apoyo popular a la OTAN, vista como escudo ante la agresión rusa; genera apoyo para el aumento de los presupuestos militares. Todo lo opuesto de lo que necesitamos. La perspectiva internacionalista se solidariza, al contrario, con las personas y organizaciones rusas que se oponen a la guerra, que permiten nutrir la idea opuesta de la solidaridad de los pueblos ruso y ucraniano contra la guerra (y que corresponde, además, según Lenin, al deber de los integrantes de las naciones opresoras, como Rusia, hacia los pueblos agredidos por su país) [8].


Debates internacionalistas


Nuestro objetivo en este breve texto es aclarar la diferencia entre la posición campista y la perspectiva internacionalista y explicar por qué la segunda es la única orientación consistente, desde un punto de vista antimperialista (opuesta, no a uno, sino a todos los imperialismos). Sin embargo, es justo mencionar que existen algunas discusiones entre quienes en distintos países rechazan la invasión de Ucrania desde una perspectiva de izquierda. Quizás el más importante se refiere al envío de armas a Ucrania. Todos los internacionalistas que conocemos se oponen a cualquier acción que provoque un enfrentamiento directo de las fuerzas de la OTAN con las rusas. Tal enfrentamiento traería el riesgo muy acrecentado de un intercambio nuclear táctico o general, en cualquiera de los casos con consecuencias catastróficas para toda la humanidad. Por tanto, se oponen a la creación por la OTAN de un “no-fly zone” sobre Ucrania (que el presidente de Ucrania ha solicitado reiteradamente), pues casi inevitablemente conduciría a ese enfrentamiento. En este contexto, algunos añaden que el envío de armas a Ucrania exacerba el conflicto y aleja la posibilidad de una salida negociada. Otros, incluyendo al autor de este artículo, señalan que, ante la agresión, los ucranianos tienen derecho a resistir y que, para ejercerlo, tienen derecho a buscar armas allí donde puedan encontrarlas. Bloquear esto, en la práctica, sería denunciar la invasión, pero dejar a los ucranianos desarmados ante los invasores.


También hay debates sobre la deseabilidad de imponer sanciones a Rusia o de cuáles sanciones imponer. Por un lado, hay que reconocer que no se trata de una cuestión de principios. En el pasado la izquierda apoyó sanciones contra Suráfrica, como parte de la lucha contra el apartheid. En el presente, apoyamos el boicot, sanciones y la retirada de inversiones de Israel (campaña BDS), como parte de la lucha contra el sionismo. Pero sabemos que las sanciones pueden golpear más a los pueblos que a los gobernantes. El debate sobre las sanciones (si se imponen, cómo, cuáles y por cuánto tiempo) también está abierto.


Otras posiciones se oponen a las sanciones a Rusia y al envío de armas a Ucrania, pues no consideran la guerra del lado de Ucrania como una justa resistencia nacional, sino como una guerra inter-imperialista por representación (“proxy war”), en la que los antimperialistas no apoyan a ningún bando. Establecen una analogía con la guerra de Austria contra Serbia en la Primera Guerra Mundial, que Lenin consideraba había sido subordinada por el conflicto entre los imperios austrohúngaro (y su aliada Alemania) y ruso (y sus aliados el imperialismo británico y francés). Pero esta analogía nos parece que demuestra lo contrario: la situación actual sería la del conflicto de Serbia y Austria, si Rusia no hubiese entrado en guerra con Austria [9].


En resumen


Para los que somos parte de un pueblo sometido a la dominación colonial, la defensa del derecho a la autodeterminación es particularmente importante. Algunos independentistas señalan correctamente la inconsistencia del gobierno de Estados Unidos, que defiende la autodeterminación de Ucrania, pero la niega y ha negado por más de un siglo en Puerto Rico. Pero pecaríamos de la misma inconsistencia si no defendemos en Ucrania el mismo derecho que reclamamos para Puerto Rico. Tenemos entonces que exigirlo en Ucrania y también en Puerto Rico. Es la única posición consistente.


En resumen, la posición internacionalista incluye, por lo menos: rechazo de la invasión de Ucrania por el gobierno capitalista y autoritario de Putin, a la vez que denunciamos la política imperialista de la OTAN y su expansión hacia el este y que rechazamos otras agresiones y ocupaciones (Palestina, Yemen, etc.); solidaridad con el pueblo de Ucrania y su resistencia a la invasión, sin que esto implique apoyo a las políticas reaccionarias presentes o pasadas del gobierno de Ucrania; solidaridad con el movimiento antiguerra en Rusia; exigencia de acogida de los refugiados ucranianos a la vez que exigimos igual trato a todas las poblaciones. Para algunos debe incluir el bloqueo del flujo de armas, para otros la legitimidad del armamento de Ucrania para responder a la invasión mientras esta dure, a la vez que se busca evitar el paso a un enfrentamiento directo entre los dos bandos imperialistas.


¿Cómo podrá resolverse este conflicto, o, al menos, lograr un acuerdo que detenga la guerra? Un acuerdo posible podría incluir la retirada de las tropas rusas y una Ucrania neutral, fuera de todo bloque o pacto militar. La expectativa de Putin de una rápida rendición de Ucrania no se ha realizado. El gobierno de Zelensky ha señalado su disposición a aceptar un acuerdo en esos términos. Queda el espinoso problema del destino de Crimea y la zona este de Ucrania. Eso dependerá de muchos factores, incluyendo el balance de fuerzas militares sobre el terreno. Pero esto no altera nuestra orientación general sobre el conflicto, que hemos esbozado brevemente.


Notas


[1] Tom Bramble, “Russian Imperialism Under Putin”, Red Flag, https://redflag.org.au/article/russian-imperialism-under-putin; Cedric Durand, “Cold Peace”, Sidecar, https://newleftreview.org/sidecar/posts/cold-peace; Marco D’Eramo, “The Russia Problem”, Sidecar, https://newleftreview.org/sidecar/posts/the-russia-problem.


[2] Los textos más importantes de Lenin sobre este tema son “Notas críticas sobre la cuestión nacional” (1913); “Sobre el derecho de las naciones a la autodeterminación” (1914), “La revolución socialista y el derecho de las naciones a la autodeterminación. Tesis. (1915), “Balance de la discusión sobre la autodeterminación” (1916). Se pueden consultar en Internet.



[4] Lenin dirigió algunos de sus últimos esfuerzos a combatir lo que denunciaba como el renacimiento del chovinismo gran ruso en la Rusia soviética. Ver el clásico libro de Moshe Lewin, La última batalla de Lenin.


[5] Para un recuento del proceso de expansión de la OTAN ver Tony Wood, “Flashpoint Ukraine: Russia and the West”, https://www.versobooks.com/blogs/5273-flashpoint-ukraine-russia-and-the-west.


[6] Ejemplos de la posición de internacionalista, sin que estén de acuerdo en todo: Fourth International Bureau “No to Putin’s invasion of Ukraine!” Support to the Ukrainian resistance! Solidarity with the Russian opposition to the war!”, International Viewpoint, https://internationalviewpoint.org/spip.php?article7551; LeftEast Collective, “LeftEast Condemns Putin’s Imperial War Against Ukraine”, International Viewpoint, https://internationalviewpoint.org/spip.php?article7542; Pierre Rousset, Mark Johnson, “In this hour of great danger, in solidarity with the Ukrainian resistance, let’s rebuild the international anti-war movement”, International Viewpoint, https://internationalviewpoint.org/spip.php?article7581; Nouveau Parti Anticapitaliste (Francia), “À bas les guerres impérialistes! Solidarité avec les Ukrainien·ne·s contre la guerre de Poutine!”, L’Anticapitaliste,

https://nouveaupartianticapitaliste.org/actualite/international/bas-les-guerres-imperialistes-solidarite-avec-les-ukrainiennes-contre-la; Anticapitalistas, “Alto a la invasión rusa de Ucrania. No a la Intervención de la OTAN. Por la disolución de los bloques y la autodeterminación de los pueblos: Abajo los imperialismos, luchemos por la paz”, https://www.anticapitalistas.org/comunicados/; Tendencia Socialista Internacional “IST Statement on the Ukraine Crisis”, Socialist Worker, https://socialistworker.co.uk/press-releases/ist-statement-on-ukraine-crisis/. Miguel Urban, “El Parlamento Europeo vota caminar por senderos de gloria”, El Diario, https://www.eldiario.es/euroblog/parlamento-europeo-vota-caminar-senderos-gloria_132_8833235.html; Solidarity National Committee, “Russia Out of Ukraine — Solidarity with Ukraine’s people! No to NATO, now or ever!”, International Viewpoint, https://internationalviewpoint.org/spip.php?article7579; Anti*Capitalist Resistance, “Russian tropos out of Ukraine”, https://anticapitalistresistance.org/russian-troops-out-of-ukraine/; Phil Hearse, “NATO, imperialism and the war”, International Viewpoint, https://internationalviewpoint.org/spip.php?article7563; New Politics, “Compilation of Statements on the Ukraine Crisis”, New Politics, https://newpol.org/compilation-of-statements-on-the-ukraine-crisis/; Gilbert Achcar, “Los gobernantes de las grandes potencias están jugando con fuego”, Punto de Vista Internacional, https://puntodevistainternacional.org/europa-los-gobernantes-de-las-grandes-potencias-estan-jugando-con-fuego/.


[7] OJO LeftEast. Sobre la idealización del gobierno de Zelensky en los medios occidentales ver Richard Seymour, “The Belligerati”, Sidecar, https://newleftreview.org/sidecar/posts/the-belligerati. Una denuncia por la izquierda ucraniana de la prohibición de partidos en Sotsialnyi Rukh (Social Movement-Ukraine, “Statement on the Temporary ‘Ban’ on Some Parties”, New Politics, https://newpol.org/statement-on-the-temporary-ban-on-some-parties/.


[8] Ver por ejemplo, “Manifesto of the ‘Socialists Against the War’ Coalition”, International Viewpoint, https://internationalviewpoint.org/spip.php?article7570; Ilya Budraitskis, “How do Russians interpret the invasion of Ukraine?”, International Viewpoint, https://internationalviewpoint.org/spip.php?article7537.


[9] Así entendemos la posición de Alex Callinicos en “The great power grab—imperialism and the war in Ukraine”, Socialist Worker, https://socialistworker.co.uk/features/the-great-power-grab-imperialism-and-war-in-ukraine/. Ver también sobre este tema: Catherine Samary, “Comments on the ‘Feminist Manifesto Against War’”, International Viewpoint, https://internationalviewpoint.org/spip.php?article7582; Daria Seburova, “The war in the Ukraine and the dilemmas of the Western Left”, International Viewpoint, https://internationalviewpoint.org/spip.php?article7568; “Les socialistes démocratiques ukrainiens favorables à l’envoi d’armes pour combattre l’«agression impérialiste» de la Russie”, L’Anticapitaliste, https://nouveaupartianticapitaliste.org/opinions/international/les-socialistes-democratiques-ukrainiens-favorables-lenvoi-darmes-pour.


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Rafael Bernabe es senador, profesor de la Universidad de Puerto Rico, activista social y político, autor de libros y artículos sobre historia y literatura puertorriqueña.

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