Jorge Lefevre Tavárez
0. Hay que insistir en lo siguiente: el Partido Nuevo Progresista y el gobierno de Jenniffer González se encuentran en una situación de alta fragilidad. Esto queda en evidencia por los resultados electorales y por el primer mes del nuevo gobierno.
1. Todo el discurso mediático y del propio PNP posterior a las elecciones busca argumentar lo contrario. Que el margen de la victoria de Jenniffer González era superior al esperado; que el PNP copó la legislatura con más de 2/3 partes de los escaños, activando la Ley de Minorías. En efecto, la agresión que prepara el PNP para iniciar al cuatrienio parecería ser un espejo de la que llevó a cabo el gobierno de Luis Fortuño en su primer año de gobierno. El que algunas figuras clave de ese gobierno reaparezcan en este (Jenniffer González, Thomas Rivera Schatz) refuerza la semejanza. Sin embargo, los resultados electorales nos llevan a una lectura mucho más contradictoria de la victoria del PNP.
En primer lugar, Jenniffer sigue siendo la gobernadora electa que ha recibido la menor cantidad de apoyo electoral, solo detrás de Pedro Pierluisi. Incluso Ricardo Rosselló, cuyo apoyo fue tan bajo que inició un debate sobre la importancia de la segunda vuelta, y que fue obligado a renunciar luego de protestas masivas, obtuvo más apoyo en términos m porcentuales. En segundo lugar, quien lidera la oposición electoral, la Alianza entre el Partido Independentista Puertorriqueño y el Movimiento Victoria Ciudadana, es una fuerza antineoliberal y progresista, no otra cara del neoliberalismo como ha sido previamente.
En tercer lugar, el que el PNP haya copado la legislatura tiene más que ver con un sistema electoral profundamente desigual, no proporcional, pensado para dos partidos en el que un partido con 40% de los votos en todos los escaños es capaz de tener un 100% de la legislatura si el restante 60% se divide en partes más pequeñas. Las elecciones en Puerto Rico ya no se ajustan al modelo viejo (si es que en algún momento se ajustaba a él).
Más allá de las apariencias, las elecciones no presentan un partido fuerte, mucho menos hegemónico. Es, sí, todavía el más grande y el mejor organizado.
2. Las grietas de este nuevo gobierno, además, iniciaron rápido en el nuevo año.
Ya el Partido Nuevo Progresista revive sus divisiones internas. Mientras Jenniffer González promueve una visión de política pública, Thomas Rivera Schatz inicia su Presidencia en el Senado con una avalancha de proyectos de ley a todas luces desarticulados del proyecto de la gobernadora. Ideológicamente cónsonos, pero desarticulados.
La corrupta torpeza de la gobernadora en defensa de sus suegros, canalizada a través de Waldemar Quiles Pérez, nominado a ocupar la Secretaría del Departamento de Recursos Naturales, abrió un flanco rápido no solo ante la opinión pública sino también con el propio Rivera Schatz, lo que pudiera representar una división entre el Ejecutivo y una cámara legislativa en un tiempo récord: la pugna entre Fortuño y Rivera Schatz se demoró más tiempo.
A su vez, esta división facilitó otro proceso que era cuestión de tiempo: la cooptación de Eliezer Molina, senador independiente, por Rivera Schatz. Quienes apoyaron su candidatura por nominación directa deseando escándalos en el hemiciclo entre ellos rápido se sorprendieron con las alianzas que empiezan a darse.
La oposición, por tanto, tendrá que venir de otros espacios. Pero el PNP es derrotable, y no hay que esperar al 2028 para sacar a Jenniffer González de Fortaleza.
3. Ha habido ya ejemplos importantes de articulación de la resistencia. El frente ambiental "Una sola lucha" organizó una exitosa protesta el día de la toma de posesión de la nueva gobernadora. La Coalición Sindical ha demostrado deseos de continuar los esfuerzos coordinados del sector laboral para este cuatrienio. Sobre todo, la acción conectada de los múltiples sectores de la Universidad de Puerto Rico han logrado detener el último ataque a la Universidad, y puede que hayan acelerado el proceso de salida del actual Presidente Luis A. Ferrao.
Hay, terreno, entonces, para profundizar las lucha sociales, articularlas entre sí y conformar un proyecto de país alterno a los grandes intereses.
Curiosamente, quienes no han tenido protagonismo este mes han sido las expresiones electorales de esta resistencia, el PIP y el MVC, ausente incluso en algunas de estas luchas. Al interior de la Alianza, surge, con particular insistencia en Victoria Ciudadana, un sectarismo fraticida que busca volver a dividir la expresión del progresismo en las elecciones.
La acción de la izquierda debería encaminarse en el sentido contrario: aglutinar el descontento, articular las propuestas, fortalecer el vehículo político de esta resistencia. He ahí el reto del presente periodo.
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Jorge Lefevre Tavárez es editor, ensayista y sindicalista. Forma parte de la Junta Nacional de la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios (APPU). Es miembro de Democracia Socialista y actualmente forma parte de su Comisión Política.
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