Por Democracia Socialista
[1] Cualquier intento de abordar el tema electoral en Puerto Rico desde la perspectiva socialista debe empezar por señalar los límites del proceso electoral en el país. Es importante reconocer las amplias restricciones que impone el estatus colonial a la hora de desarrollar una política nacional. Esto, además, acentuado en tiempos de la Junta de Control Fiscal.
[2] Tomando en cuenta estos límites, también sabemos que el proceso y la política electoral concentra gran parte de la discusión política de la isla, y que en la legislatura se debaten y se aprueban leyes que afectan la vida de la mayoría trabajadora. Además, una parte importante de las imposiciones coloniales (como la propia JCF y sus medidas) son avaladas por los partidos que han dominado el país, y no desafiadas en el único espacio de política representativa que permite el estatus colonial. Definitivamente, no se puede optar por la indiferencia ante el proceso electoral. Por eso, es un espacio de lucha en el que los socialistas pudieran intervenir, de considerarlo oportuno, y que sería un espacio en el que se podría llegar a una parte considerable de la población. En lo que sigue, explicamos por qué Democracia Socialista ha optado por llamar a votar por Victoria Ciudadana.
[3] El contexto histórico actual de Puerto Rico es el de una crisis económica y estructural profunda que estalló en el 2006. Este derrumbe, que representa la crisis del Estado Libre Asociado y de sus débiles bases económicas, ha conllevado, también, la crisis de los partidos tradicionales gobernantes, el Partido Popular Democrático y el Partido Nuevo Progresista. Si bien es cierto que hay diferencias entre ellos, se puede hablar de estos como representantes de los mismos intereses y de una misma ideología: ambos partidos, desde la segunda mitad de la década del 1980, han internalizado y representan en Puerto Rico las políticas del capitalismo neoliberal, es decir, las políticas que privilegian el mercado, la privatización, el achicamiento del aparato público y la reducción de la intervención estatal en la economía.
[4] Este proceso neoliberal en Puerto Rico es parte de la reconfiguración económica que tiene el capitalismo a nivel mundial. Los procesos de privatización y eliminación de derechos económicos no son exclusivos de Puerto Rico. Sin embargo, la condición colonial de la isla los magnifica. Cuando Estados Unidos o Europa sufren un catarro, los países pobres, explotados y colonizados sufren de pulmonía.
[5] Con el neoliberalismo como pretexto ideológico se han privatizado servicios importantes del país, se han despedido a más de 30 mil empleados públicos, se han aprobado golpes patronales contra los derechos adquiridos por la clase trabajadora, todo esto, no para mejorar la economía, sino para debilitar a la clase trabajadora en la correlación de fuerzas, favoreciendo de manera atropellada al capital y a sus ganancias.
[6] El modelo neoliberal profundizó la crisis en Puerto Rico: implica el aumento en las ganancias de algunas corporaciones y el empobrecimiento acelerado de la mayoría de la población de Puerto Rico. Estas contradicciones producto de la crisis no han sido ajenas a la mayoría del país. Cada año, el bipartidismo pierde apoyo en el pueblo, pierde votos, pierde afiliados. En ese sentido, existe un espacio para un movimiento distinto, que participe de las elecciones pero que no se limite a ellas, un movimiento que se posicione contra la ideología neoliberal y que aliente a la lucha en la calle. Existe, por lo tanto, la posibilidad de tener una intervención socialista efectiva en el proceso electoral.
[7] Pero, ¿qué significa intervenir como socialistas en la política electoral? La pregunta no se puede responder fuera de contexto. En distintos momentos en la historia de Puerto Rico, han existido partidos socialistas o que se proclamaban socialistas, como el Partido Socialista de la primera mitad del siglo XX y el Partido Socialista Puertorriqueño que participó en dos ocasiones del proceso electoral (aunque su historia rebasa lo electoral). En un momento, el Partido Independentista Puertorriqueño se acercó también a un discurso socialista. El discurso socialista no es un fenómeno nuevo para la política electoral en Puerto Rico.
[8] Entre los principios programáticos de Democracia Socialista se encuentra la propuesta de un “programa de transición”: “No podemos conformarnos con reformas a la sociedad existente, por un lado, ni con declaraciones revolucionarias abstractas, por otro. Las grandes mayorías aprenden a cuestionar la sociedad existente y descubren su capacidad para transformarla a través de la experiencia y la práctica propia. Para guiar tales experiencias se necesita elaborar y difundir un programa de transición, que sea comprensible a las grandes mayorías con su nivel de conciencia actual, pero que les permita descubrir los límites que el capitalismo coloca a sus aspiraciones de bienestar”.
[9] De poco vale vociferar a favor del derrocamiento del estado capitalista si no se puede ser capaz de movilizar a grandes mayorías. Pero sería todavía más peligroso caer en posiciones reformistas, que se conformen con cambios ligeros en la sociedad. En esto recae la importancia de la organización socialista y del programa de transición, que es necesario articular e impulsar, siempre con el objetivo revolucionario como brújula.
[10] Reconocemos que algunas personas optarán por el boicot electoral. El boicot electoral pudiera ser una expresión colectiva de descontento y rechazo ante el bipartidismo y las políticas neoliberales que impulsan. Pudiera ser, también, un rechazo a la institución del gobierno colonial en su conjunto. Sin embargo, nuestro objetivo, como revolucionarios y revolucionarias, no es dejar en récord nuestro rechazo a las instituciones existentes. Nuestro objetivo es atraer a sectores cada vez más amplios al cuestionamiento y rechazo de esas instituciones. Como planteaba Lenin, mientras no podamos remplazar esas instituciones por otras más democráticas debemos usarlas para presentar, impulsar y difundir nuestras ideas y programas. Una parte sustancial de nuestro pueblo, y del pueblo trabajador en particular, participa de una manera u otra en el proceso electoral. Por tanto, debe ser también un terreno en el que presentemos nuestras propuestas y debe ser un objetivo elegir socialistas a puestos electivos, desde los cuáles, en constante contacto con las luchas fuera de legislatura, puedan contribuir al proyecto socialista. Consideramos que la participación electoral, en lugar del boicot, es la forma más apropiada de participación en el momento actual. Añadimos que las campañas de boicot electoral en Puerto Rico han resultado inefectivas. Un boicot requiere de un trabajo organizativo real. En pocas ocasiones se logra articular una campaña masiva de boicot. Muchas veces el boicot no deja de ser más que un acto individual que se lleva a cabo el día de las elecciones. Nada indica que el caso será distinto en las elecciones de 2020. El alcance de un boicot en este contexto, por lo tanto, es limitado. Por eso, lo descartamos como una opción a seguir.
[11] Somos independentistas y socialistas. Como organización socialista recién nacida intentamos reclutar a personas que estén de acuerdo con nuestra Declaración general y estén dispuestos organizarse según nuestro reglamento. Sin embargo, entendemos que, en el momento actual, existe en Puerto Rico un sector cada vez más amplio que está abandonando los partidos tradicionales de la burguesía en Puerto Rico (el PPD y el PNP). Pierden fe, respeto y lealtad a esos partidos. Cuestionan sus estilos y muchas de sus políticas. Muchos asumen o simpatizan con posiciones progresistas sobre la protección del ambiente, el derecho a la salud y la educación y otros temas. Están abiertos y están buscando nuevas alternativas políticas. Sin embargo, en este momento, la gran mayoría no va a ingresar a organizaciones socialistas o independentistas. Para impulsar nuestras ideas tenemos que de manera transparente, abierta y leal plantear que junto a esos sectores estamos dispuestos a construir un nuevo movimiento político, con proyección electoral, con un programa claramente definido, comprometido con el pueblo trabajador, la lucha contra todas las formas de opresión, la protección del ambiente y la descolonización. La construcción de tal movimiento sería un extraordinario paso al frente en el desarrollo político de nuestro pueblo.
[12] Reconocemos que el Partido Independentista Puertorriqueño tiene muchas candidatas y candidatos buenos. Su programa, además, tiene muchos puntos de contacto con las propuestas que entendemos se deben impulsar. Representan un rechazo al bipartidismo y a las políticas neoliberales. Entendemos por qué personas progresistas y socialistas apoyarán, con buenas razones, al PIP y a sus candidaturas. El PIP juega un rol meritorio e importante al representar la perspectiva de la independencia en el proceso electoral. Nosotros y nosotras, que somos independentistas, no dejamos de reconocerlo. Pero el PIP, por sus políticas cerradas y a menudo sectarias, ha sido incapaz de integrar a sus filas a la mayoría del independentismo en Puerto Rico. Más importante aún, el PIP ejerce poca atracción sobre los sectores cada vez más grandes que se separan del PPD y el PNP, que buscan nuevas opciones, pero que en este momento no se identifican como independentistas. En varias elecciones consecutivas, este partido histórico no ha logrado mantener su franquicia electoral por vías del apoyo recibido en votos para sus candidatos a la gobernación. Con algunas excepciones, han tenido mejor éxito para lograr que sus candidatos por acumulación entren a la legislatura. En el 2020, como máximo, podrán elegir a una Senadora y a un Representante, ambos por acumulación. Creemos que lo pueden lograr, y queremos que lo hagan. Pero esto por sí solo es insuficiente para empezar a cambiar el juego político en Puerto Rico.
[13] La mayoría de la militancia de Democracia Socialista (previo a su creación) apoyó la fundación del Partido del Pueblo Trabajador en el 2010 y llamó a integrarlo y apoyarlo en las elecciones del 2012 y el 2016. El PPT funcionaba como un movimiento político amplio que, aunque participaba de las elecciones, no se limitaba a ellas. Bajo el lema “en la calle y en las urnas”, también tenía un programa que impulsaba la consciencia de clase, la militancia, las luchas de la clase obrera, las luchas feministas y LGBT+, la lucha ambiental. Sin ser un partido revolucionario, era un partido progresista, que, en la práctica, se entendía que representaba precisamente un programa de transición. Sin embargo, luego de dos elecciones, y aunque aportó a la discusión pública en una serie de temas de importancia, se reconoció que no fue capaz de aglutinar una parte considerable del descontento real y creciente en contra del bipartidismo y de las políticas neoliberales. Los resultados electorales fueron reflejo del aislamiento social en un sentido amplio de la izquierda revolucionaria, por un lado, y de la lógica particular de la competencia electoral, por el otro, en la que factores como la “utilidad” del voto son decisivos y donde las lealtades cambian en momentos muy excepcionales, como nos parece es el momento actual.
[14] Al interior del PPT, reconociendo estas limitaciones, y luego de una serie de discusiones y asambleas, se decidió participar en la fundación de un movimiento nuevo, con diversos sectores e individuos, con un programa similar al PPT pero que fuera más amplio. Esta tarea recorrió varias etapas, distintos nombres y la entrada y salida de muchas organizaciones, pero desembocó, finalmente, en la creación del Movimiento Victoria Ciudadana.
[15] Victoria Ciudadana es un conjunto de personas de diferentes perspectivas, preferencias de estatus y experiencias de luchas que se ha unido sobre la base de un programa mínimo, conocido como la Agenda Urgente. La Agenda Urgente, aunque todavía no se ha desarrollado como programa de gobierno, coincide con las ideas fundamentales del programa del PPT. Algunos de los elementos de esta agenda son:
• combatir las políticas de austeridad impulsadas tanto por los gobiernos PNP-PPD como por la Junta de Control Fiscal
• desafiar a la Junta de Control Fiscal y PROMESA
• luchar para auditar y anular la deuda de Puerto Rico
• defender las pensiones de los retirados
• defender el presupuesto de la UPR y de las escuelas públicas del país
• luchar por un desarrollo económico sostenible que incluya el desarrollo de la agroecología
• detener y revertir privatizaciones de servicios esenciales como educación y producción de energía
• movernos de forma inmediata a fuentes de energía renovable
• atacar de frente la corrupción prohibiendo la puerta giratoria, combatiendo la impunidad, eliminando el financiamiento privado de las campañas políticas, entre otras medidas
• impulsar una reforma electoral que democratice nuestro sistema político (segunda vuelta, proporcionalidad, permitir alianzas, entre otras)
• implantar una reforma laboral que restituya y amplíe derechos a la clase trabajadora, tanto del sector público como privado
• promover la organización de los trabajadores del sector público y privado
• desarrollar un verdadero proceso de descolonización del país que sea transparente, vinculante y por consenso, a través del mecanismo de la Asamblea Constitucional de Estatus
[16] Conviene subrayar el doble aspecto de este programa: permite buscar el apoyo de amplios sectores de nuestro pueblo, más allá de los sectores independentistas y socialistas, a la vez que constituye un desafío radical a las políticas dominantes en Puerto Rico. Generalizar este programa e implantarlo sería un paso al frente extraordinario en nuestro desarrollo político. Por ejemplo: poner en práctica la disposición de la Agenda Urgente que plantea terminar el financiamiento por el pueblo de Puerto Rico de la Junta de Control plantearía un enfrentamiento con ese organismo y con PROMESA.
[17] En ese sentido, creemos que, en el terreno electoral, Victoria Ciudadana es el proyecto que tiene la capacidad de desafiar el estado actual de la política en Puerto Rico dado que no hay otra opción en estas elecciones que pueda atraer un número significativo de personas bajo un programa en contra de las políticas neoliberales y que sea capaz dar un golpe definitivo al bipartidismo corrupto y colonial.
[18] Reconocemos los retos y debilidades de este movimiento. Como institución, no ha contado con la movilización deseada en las distintas luchas del país (lo que no quita la participación de sus militantes más progresistas, muchos y muchas siendo ya figuras públicas y conocidas). Por otro lado, es un movimiento heterogéneo, en el que, a pesar de su Agenda Urgente, coexisten visiones ideológicas dispares y en ocasiones contradictorias. Pero esa heterogeneidad y amplitud también son su mérito. Victoria Ciudadana cuenta con una gran cantidad de candidatos y candidatas de una trayectoria y militancia reconocida, y con mucha gente joven o nueva a la política que va en el camino correcto de la lucha y del desafío a la sociedad actual. En todos los distritos se pueden identificar personas progresistas capacitadas para retar la política neoliberal y contribuir al desarrollo de resistencias que favorezcan cambios en la correlación de fuerzas. Como socialistas, consideramos importante estrechar lazos y vincularnos con estas personas, sin negar nuestras ideas, ni tampoco imponerlas.
[19] Por todas estas razones Democracia Socialista favorece apoyar a Victoria Ciudadana en las elecciones de 2020. Reconociendo sus limitaciones, entendemos que Victoria Ciudadana es el proyecto que, en el momento actual, mejor permite impulsar nuestras ideas y, junto con personas de distintos trasfondos, rechazar el bipartidismo y el neoliberalismo. Es un espacio en el que podemos ir adelantando nuestro programa y nuestras ideas, entrar en contacto con distintas personas, hacer escuchar nuestras voces e incluso impulsar a nuestros candidatos y candidatas. Hacemos un llamado a unirse a los comités regionales del movimiento o a los comités de campaña de las figuras que más se acercan a nuestra tendencia programática para fortalecer el movimiento y defender los principios esbozados en la Agenda Urgente.
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