Javier Córdova Iturregui
Las elecciones de noviembre de 2024 se presentan tremendamente interesantes. El bipartidismo PNP-PPD ha estado en picada en los últimos 12 a 16 años. Cada uno de estos partidos ha perdido, en promedio, 200,000 electores en las pasadas elecciones. Sus porcentajes de votos también han caído estrepitosamente, al punto de que el PNP gobierna con apenas un 33% del voto de apenas un 55% de electores que participaron en 2020. Habrá que ver si en el 2024 continúa la pérdida de apoyo entre la población. Ante el marcado deterioro de nuestras condiciones de vida, y la descomposición de la sociedad puertorriqueña, no hay razones para pensar que ese deterioro del bipartidismo cesará de manifestarse en el proceso electoral al que nos enfrentamos.
Ante la debacle del bipartidismo, y ante todos los obstáculos habidos y por haber, el MVC y el PIP han creado una Alianza que por primera vez en décadas plantea la posibilidad de derrotarlos electoralmente. A pesar de las manipulaciones de las encuestas de El Nuevo Día, se siente a través de todo el archipiélago la posibilidad real de un triunfo de Dalmau y de la Alianza. Se palpa el sentir en la calle: el interés de cambio en grandes sectores del país.
No fue por capricho que Jenniffer González se presentó en las primarias como una voz de oposición frente al Gobierno. El descontento generalizado en el país contra un gobierno inoperante es evidente. Por primera vez en Puerto Rico desde que se turnan en el poder el PNP y el PPD se ha retado y derrotado a un incumbente dentro de su propio partido, y ello luego de apenas un cuatrienio en el poder el gobernador de turno. Luego del triunfo con el 54% de los votos de Jenniffer González, es evidente que las heridas provocadas al interior del PNP no han sanado. Importantes líderes del partido que apoyaron a Pierluisi critican continuamente a la ahora candidata del PNP. Por otro lado, las campañas que lleva a cabo Proyecto Dignidad por todo el país sin duda tendrán un impacto negativo para rojos y azules, pero sobre todo para las candidaturas del PNP.
Lo verdaderamente nuevo en estas elecciones es la Alianza. A pesar de la prohibición del nuevo Código Electoral a las alianzas o coaligaciones, el MVC y el PIP han ejecutado una alianza de manera implícita, o indirecta. Es esta Alianza la que ha puesto en jaque el dominio del PNP y PPD en Puerto Rico. Además de las candidaturas de Juan Dalmau y Ana Irma Rivera Lassén en la papeleta estatal, la Alianza presenta candidaturas consolidadas en todos los distritos senatoriales y en 34 de los 40 distritos representativos. Ello haría posible un triunfo no solo del Ejecutivo, sino también de Cámara y Senado. Hay que señalar, sin embargo, que desde las portavocías principales de la Alianza, particularmente la de Dalmau, no se ha enfatizado lo suficiente en la necesidad del voto por todas las candidaturas de la Alianza. Al momento podemos vislumbrar las posibilidades de Dalmau, por ejemplo, pero no vemos las mismas posibilidades de que la Alianza triunfe para obtener la mayoría en el Senado y en la Cámara de Representantes más allá de un triunfo, tal vez, de una quincena de candidates para ambas Cámaras Legislativas. No obstante, las candidaturas para una mayoría existen y son excelentes a lo largo y ancho del archipiélago. No debemos dejar de mencionar las excelentes candidaturas que presenta la Alianza a nivel municipal, destacando particularmente la candidatura de Manuel Natal para la alcaldía de la capital de Puerto Rico. Sin duda el triunfo de Natal en San Juan de por sí representaría un gran triunfo de la Alianza en 2024.
Las posibilidades de un triunfo de Dalmau son tan reales como el miedo terrible que ha manifestado la campaña del PNP. Esta, lejos de estar basada en ideas y propuestas, ha estado basada en infundir miedo a la población con el comunismo, la independencia y la pérdida de fondos federales. Esta campaña sin duda tiene un impacto en una parte importante de la población, pero también es cierto que cada vez más gente, sobre todo jóvenes, comprenden que esta campaña de miedo es una de mentiras y que ella, sobre todo, les es totalmente ajena. El ascenso de la candidatura de Dalmau demuestra esto de manera palpable.
De lo que no debe haber duda, y quizás hay que enfatizarlo mucho más durante la contienda electoral, es el contraste entre las políticas del bipartidismo (y peor aún de Proyecto Dignidad) y las de la Alianza. Mientras el bipartidismo promete más de lo mismo en cuanto a seguir implementando políticas económicas y sociales neoliberales que nos han traído a la quiebra, la Alianza promueve un nuevo tipo de desarrollo económico sustentable basado en el desarrollo sólido de un mercado mucho más orientado hacia lo interior. Mientras el bipartidismo continúa su rumbo de corrupción, la Alianza promueve una lucha implacable contra el pillaje de políticos corruptos y un gobierno limpio. Mientras el bipartidismo sigue promoviendo la privatización de servicios esenciales como la energía eléctrica, la salud y la educación, la Alianza promueve que se establezcan servicios públicos de manera democrática y transparente. Mientras el bipartidismo promueve la exclusión, y la violación de derechos a sectores de nuestro pueblo, que tan siquiera han sido capaces de prohibir las terapias de conversión, la Alianza promueve una sociedad inclusiva y de respeto a los derechos de todos, todas y todes. Mientras el bipartidismo promueve la destrucción ambiental que hemos visto en las pasadas décadas, la Alianza promueve la lucha contra el cambio climático, la protección de nuestro ambiente y por las fuentes de energía renovable. Mientras el bipartidismo promueve en la práctica el estatus quo, la Alianza promueve un verdadero proceso de descolonización. Mientras el bipartidismo se somete a una Junta de Control Fiscal impuesta, antidemocrática y que actúa en contra de los mejores intereses de nuestro pueblo, la Alianza promete sacar este instrumento de los grandes buitres de nuestro país.
Estos son los contrastes que tenemos que dejar ver a nuestra población. Para comenzar a movernos en la dirección del país que queremos, no basta con elegir a Dalmau—necesitamos una legislatura que tenga la disposición de construir este nuevo país. Así, apenas comenzaría la reconstrucción de un nuevo Puerto Rico basado en la justicia, la democracia y la solidaridad. Exhortamos a nuestros lectores y lectoras a educarse y a educar en cómo votar por todas las candidaturas de la Alianza. Y, en particular, a votar por nuestras candidaturas por nominación directa.
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Javier Córdova Iturregui es el actual candidato portavoz a la gobernación de Movimiento Victoria Ciudadana. Votará por Juan Dalmau para la Gobernación. Es, además, docente retirado de la Universidad de Puerto Rico, y expresidente de la APPU.
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