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Algunos datos sobre los docentes sin plaza en la Universidad de Puerto Rico en Arecibo

Por Jorge Lefevre Tavárez


Nota del autor: Lo que sigue es la presentación que hice en la pasada Reunión del Capítulo de Arecibo de la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios, celebrada el 17 de diciembre. En aquella ocasión, a petición de la Presidenta Capitular, Anneliesse Sánchez, presenté unos datos sobre las condiciones laborales de los docentes sin plaza en nuestro recinto.

Para beneficio de los lectores que se encuentran fuera del ámbito universitario, en la APPU llamamos “docentes sin plaza” a todo docente que cuenta con un nombramiento temporero. Dentro de estos nombramientos, puede haber nombramientos a tiempo completo o nombramientos a tiempo parcial.

Un nombramiento a tiempo completo, aunque representa un salario decente, también conlleva gran inestabilidad laboral. El nombramiento a tiempo completo, en el mejor de los casos, es de 10 meses de duración, aunque cada vez más pasan a ser contratos de 4 meses. Muchas veces, un contrato a tiempo completo es seguido por varios a tiempo parcial. Aunque se supone que un nombramiento a tiempo completo incluya plan médico, cada día que pasa, eso resulta ser más la excepción que la norma.

Un nombramiento a tiempo parcial implica un salario por debajo de los niveles de pobreza. En muchas ocasiones, docentes sin plaza ostentan varios nombramientos a tiempo parcial. Si el Reglamento de la UPR se siguiera al pie de la letra, tan pronto un docente, dentro del sistema, enseña cuatro clases (o el equivalente a 12 créditos), debería tener un nombramiento a tiempo completo. Esto, sin embargo, no se cumple. El efecto es que un docente sin plaza que completa una carga completa entre distintos recintos tendrá un contrato a tiempo parcial, y un salario anual de alrededor de $16,500.

En las últimas décadas, con las medidas neoliberales de austeridad y de recorte presupuestario, el número de docentes sin plaza, y, dentro de este, el número de docentes sin plaza a tiempo parcial, ha ido en un aumento dramático. Lo mismo aplica para el cuerpo no docente. Los niveles de explotación dentro de la UPR, por tanto, se han elevado de manera dramática.


Invito a que cada Capítulo de la APPU haga este mismo ejercicio. Como Representante de los Docentes sin Plaza a la Junta Nacional de la APPU, con mucho gusto puedo colaborar en estos ejercicios.

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Recientemente, a través de una petición de información que se tramitó a través de la oficina del Senador Rafael Bernabe, la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios (APPU) recibió datos sobre la cantidad de docentes sin plaza en el Sistema de la Universidad de Puerto Rico. Aunque en varias ocasiones esta información se la habíamos peticionado, como APPU, a la Presidencia de la UPR, no fue hasta esta petición de información que tuvimos acceso a ella.

La información que se proveyó corresponde al primer semestre del año académico 2021-2022. De entrada, debo señalar que, dado el hecho de que la mayoría de estos empleados tienen contratos de solo cuatro meses, los números de docentes sin plaza variarán mucho de semestre a semestre. Sobre todo, el cambio que ocurre del primer semestre al segundo semestre de un año académico pudiera ser dramático. Y, sin embargo, estos números nos pueden ayudar a tener un panorama de la situación de este cuerpo docente en cada recinto, incluyendo el nuestro.

Según los números oficiales, de los 235 docentes de la Universidad de Puerto Rico en Arecibo, unos 93 son docentes sin plaza. Esto representa un 40% del cuerpo docente total. Aunque resulta algo escandaloso que 2/5 partes del cuerpo docente tengan nombramientos temporeros, este número se encuentra por debajo del promedio a nivel sistémico: el 45% de los docentes del sistema UPR tienen nombramientos temporeros.

Con respecto a la cantidad de contratos a tiempo completo y a tiempo parcial dentro de estos nombramientos temporeros, los números de UPR en Arecibo son, francamente, alarmantes. Del total de docentes sin plaza, un 84% tienen nombramientos a tiempo parcial, lo que significa, en resumen, que hay unos 78 docentes sin plaza (la mayoría con doctorado) que reciben un salario por parte de la UPR que los mantiene muy por debajo de los niveles de pobreza.


Aquí, la UPR en Arecibo representa uno de los casos extremos dentro del Sistema UPR. En efecto, solo hay dos recintos en los que el porcentaje de docentes sin plaza a tiempo parcial supera el 70%: Ponce (con un 85.6%) y Arecibo (con 84%). Varios recintos ni tan siquiera sobrepasan el 50% (Utuado tiene un 29%, Cayey tiene un 31.7%, Mayagüez tiene un 36%, Bayamón tiene un 50%). En ese sentido, Arecibo es uno de los recintos en el que mayor explotación laboral sufren los docentes sin plaza.

Analizar los datos desde la cuestión de género es, también, revelador. Un 53.5% del total de docentes con plaza son mujeres. Sin embargo, un 62% del total de docentes sin plaza son mujeres. Si bien es cierto que los números demuestran que la mayoría del cuerpo docente lo componen las mujeres, en los espacios de mayor explotación la proporción de mujeres a hombres es muchísimo más alta. Vemos, con sus particularidades, una continuación, aquí, de la feminización de la pobreza: el que sectores o industrias dominadas por mujeres sean pobremente remunerados.


La falta de apertura de plazas significa una interrupción en la renovación del cuerpo docente. Por eso, no debe sorprender el que se evidencie un envejecimiento del cuerpo docente con plaza. Si bien es cierto que el cuerpo de docentes sin plaza es diverso, en él se concentra la juventud con deseos de regresar y aportar al Sistema de la Universidad de Puerto Rico.


Los números para Arecibo indican que, del total de 142 docentes con plaza, solo 3 son menores a los 40 años. Por otro lado, hay 37 docentes mayores a los 61. Hay 32 docentes que ya han cumplido sus 30 años de servicio.

Con respecto a los docentes sin plaza, hay 40 menores a los 40 años y 7 mayores a los 61. Los números parecerían verse reflejados al inverso, precisamente porque eso es lo que implica la congelación de plazas y el aumento dramático en los nombramientos temporeros.


Y, sin embargo, el cuerpo docente sin plaza en Arecibo es uno que también cuenta con experiencia. Del total de 93 docentes sin plaza, hay 19 que llevan más de 10 años en UPR Arecibo.


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El Capítulo de Arecibo de la APPU tenía una idea bastante precisa de la situación de los docentes sin plaza en el Sistema UPR. Por eso, quise presentarle este cuadro breve para que tengamos una idea más clara de cómo se compone el cuerpo de docentes sin plaza en nuestro recinto.


Haré lo propio con respecto a ciertas recomendaciones para mejorar nuestras condiciones laborales. El reclamo principal y sistémico ya lo conocen: igual paga por igual trabajo, que en la pasada Asamblea de Docentes Sin Plaza, celebrada el 11 de diciembre, definimos de la siguiente manera:


Sostenemos que el salario de un docente sin plaza será equivalente al de un docente con plaza de igual rango, grado académico y tiempo de servicio. De tener carga parcial, su salario será prorrateado desde la base del docente de igual rango, grado académico y tiempo de servicio”.


Pero hay otros reclamos, quizás menos contundentes, que tienen que ver más con la cultura de nuestro recinto y que vale la pena trabajar.


1) Sin duda, el acto más abusivo de la administración de la Universidad de Puerto Rico en Arecibo con respecto a los docentes sin plaza es la de los contratos de 11.5 créditos. Un contrato a tiempo completo es de 12 créditos. La administración universitaria, en numerosas ocasiones, para no otorgar un contrato a tiempo completo, hace malabares administrativos para entregar uno a tiempo parcial de 11.5 créditos. Se nos dice que se nos valora lo suficiente como para que trabajemos a tiempo completo en UPR Arecibo; y, sin embargo, que se nos pagará a tiempo parcial. La mayoría de los docentes sin plaza no tienen otra opción que aceptar el contrato, por lo menos en lo inmediato. A la larga, muchos terminan por abandonar a la UPR Arecibo, al recibir otra oferta laboral. La solución a este problema es sencilla: un contrato a tiempo completo.


2) La política del plan médico para los tiempos completos es, también, inconsistente. Se supone que un contrato a tiempo completo tenga plan médico durante la duración del mismo. Se debería respetar este mal llamado “beneficio marginal”.


3) Se tiene que acabar el abuso que representan los contratos de 4 meses. A un docente no se le paga por la extensión del contrato, sino por la cantidad de créditos que ofrece. No hay razón para que nuestro contrato se cancele en diciembre para renovarse en enero. El efecto real, además del dolor de cabeza semestral para la oficina de Recursos Humanos, es que un docente sin plaza permanece los primeros meses del semestre sin cobrar mientras se terminan de procesar todos los trámites en las oficinas de la UPR. Con un contrato de 10 meses, no habría que esperar a marzo para cobrar por primera vez en el segundo semestre del año académico.


En la última reunión presencial del Claustro de UPR Arecibo, la pasada Presidenta del Capítulo de Arecibo de la APPU hizo mención de la importancia de este reclamo. Desgraciadamente, la Decana de Asuntos Académicos descartó el reclamo - que tenía incluso el visto bueno de la Vicepresidencia de la UPR - debido a que, supuestamente, sería muy complicado el proceso de enmendar los contratos de haber cambios en la cantidad de créditos o en los cursos para el segundo semestre. Cada docente sin plaza sabe lo débil de esta afirmación: nuestros contratos se enmiendan constantemente, incluso por detalles mucho más triviales. [Un ejemplo: nuestros contratos para este segundo semestre del año 2021-2022 se tuvieron que enmendar para posponer la fecha de inicio del mismo.]


Tampoco hay que ser muy clarividentes para trabajar el asunto. Hay un sinnúmero de docentes sin plaza que tendrán clases todos los semestres. Pudiera simplemente hacerse la consulta a cada director/a de departamento, para que indique cuáles deberán tener un contrato de 10 meses.


Hay otros recintos, como el de Cayey (en el que también he laborado) en el que predominan los contratos de 10 meses. El ejemplo existe. Solo falta ponerlo en práctica.


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Estas son algunas de las batallas que podemos dar, particularmente en nuestro recinto, a favor de los docentes sin plaza. La mayoría, sin embargo, se deben luchar a nivel sistémico, y, por eso, esperamos seguir fortaleciendo a la APPU como herramienta sindical del cuerpo docente para mejorar nuestras condiciones laborales.



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Jorge Lefevre Tavárez es docente sin plaza en la Universidad de Puerto Rico. Forma parte de la Junta Nacional de la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universtiarios como representante de los docentes sin plaza. Es miembro de Democracia Socialista y de la Junta Editorial de momento crítico.


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