Por Cristina Pérez Reyes
Sin pretensión alguna y más que dispuesta a conversar con lecturas distintas, les comparto mis notas para la discusión de la sección cuarta del primer capítulo de El capital, “El carácter fetichista de la mercancía y su secreto”, redactadas para el Seminario de El Capital de Democracia Socialista (entre septiembre y octubre de 2023).
I. En términos generales
En una sociedad productora de mercancías únicamente para el intercambio, no se producen bienes y servicios para satisfacer las necesidades de las personas, sino que se producen mercancías para intercambiarlas por otras mercancías o por dinero. En este contexto, las mercancías adquieren una "vida propia" y parecen tener propiedades mágicas que en realidad son el resultado de las relaciones sociales y laborales que se ocultan detrás de estos objetos. Tendemos a ver las mercancías como objetos independientes con valor inherente, en lugar de verlas como productos del trabajo humano y de relaciones sociales concretas (capitalista-obrero; productor-distribuidor; etc.).
Esta cosificación de las personas y personificación de las cosas es uno de los grandes malestares intrínsecos al sistema capitalista.
El fetichismo de la mercancía enmascara la explotación y las relaciones de poder en la sociedad capitalista, porque la gente ve el sistema como "natural" y las desigualdades como el resultado de las cualidades inherentes de las mercancías, en lugar de verlas como el producto de una determinada organización social del trabajo y del sistema capitalista. Así, el fetichismo de la mercancía contribuye a la reproducción del sistema capitalista al ocultar su naturaleza explotadora.
En una sociedad productora de mercancías en la que se producen mercancías únicamente para el intercambio en el mercado en lugar de para el uso directo o de subsistencia. No se producen bienes y servicios para satisfacer las necesidades de las personas, sino que se producen mercancías para intercambiarlas por otras mercancías o por dinero.
En este contexto, las mercancías adquieren una "vida propia" y parecen tener propiedades mágicas que en realidad son el resultado de las relaciones sociales y laborales que se ocultan detrás de estos objetos. La gente tiende a ver las mercancías como objetos independientes con valor inherente, en lugar de verlas como productos del trabajo humano y de relaciones sociales concretas (capitalista-obrero; productor-distribuidor; etc.).
Por eso, olvidamos que la infinidad de objetos que nos rodean constantemente llevan en su interior, cristalizado, la explotación de los recursos naturales y la explotación del trabajo de todas las personas que crean mercancías. Los objetos también contienen en su interior las relaciones sociales antagónicas pero necesarias para el sistema capitalista entre la clase propietaria y la clase desposeída (ajem, nosotras, todas las personas que tenemos que trabajar por un sueldo para vivir).
Este es el secreto en el corazón podrido del sistema capitalista–que permite, sin freno ni barrera ni valla ni nada, la explotación de niños, por mencionar un ejemplo. Y no hablo sobre las fábricas inglesas que describió Marx en los 1860. Hablo de patronos en los Estados Unidos empleando, al menos en los informes oficiales, un total de 5,792 niños durante el año fiscal 2023.
Este sistema económico sobrevive cada una de sus crisis aumentando la desigualdad económica entre los dueños de los medios de producción y la clase trabajadora. Ese es el mismo sistema que permite que un puñado de capitalistas se hagan con casi la totalidad de las ganancias a nivel mundial, solo para vidas vulgarmente opulentas a costa de la miseria del resto del planeta.
En esta sección, Marx ofrece una crítica profunda sobre cómo las mercancías en el sistema capitalista no son simplemente objetos físicos de intercambio, sino que también son portadoras de las relaciones sociales complejas que acabo de mencionar y que, como norma, oculta. El fetichismo de la mercancía es una forma de ideología que impide que las personas vean la verdadera naturaleza del sistema capitalista y sus relaciones de explotación.
II. Conceptos clave
1. Fetichismo de la mercancía: este es el concepto central de la sección. Describe cómo, en una economía capitalista, las mercancías parecen tener un "valor" inherente, como si ese valor fuera una propiedad natural y no el resultado del trabajo humano y las relaciones sociales. En religiones y culturas animistas, un fetiche es un objeto imbuido de poderes mágicos o divinos. Marx utiliza esta analogía para describir cómo las mercancías son vistas en el capitalismo.
“No es más que la relación social determinada de los mismos hombres, la cual adopta aquí la forma fantasmagórica de una relación entre cosas. De ahí que para hallar una analogía tengamos que trasladarnos a las regiones nebulosas del mundo religioso. Aquí, los productos del cerebro humano parecen dotados de vida propia, independientes, en relación entre sí y con los hombres. Lo mismo ocurre en el mundo de las mercancías con los productos de la mano humana. Esto es lo que llamó fetichismo, que se adhiere a los productos del trabajo en cuanto se producen como mercancías y que, por consiguiente, es inseparable de la producción de mercancías. Este carácter fetichista del mundo de las mercancías brota, como mostró ya el análisis precedente, del carácter social”.
2. Relaciones sociales de producción: este término se refiere a las relaciones entre las personas en el proceso de producción: quién posee los medios de producción, quién realiza el trabajo, cómo se distribuyen los bienes, etc. En el capitalismo, estas relaciones están mediadas por el intercambio de mercancías, lo que enmascara la verdadera naturaleza de la explotación y desigualdad inherentes al sistema.
3. Valor de uso y valor de cambio: en El capital, Marx distingue entre estas dos formas de valor. El "valor de uso" se refiere a las propiedades concretas que hacen que un objeto sea útil (por ejemplo, una camisa te abriga). El "valor de cambio" se refiere al valor que una mercancía tiene en el mercado, que está determinado por la cantidad de trabajo socialmente necesario para producirla. El fetichismo de la mercancía oculta esta distinción.
4. Trabajo socialmente necesario: este concepto se refiere al tiempo de trabajo requerido para producir una mercancía bajo condiciones normales de producción, con un grado medio de habilidad e intensidad y con los medios de producción típicos de una época determinada. Es una media social que determina el valor de cambio de una mercancía.
5. Ocultamiento o enmascaramiento: una de las claves para entender el capital es que el fetichismo de la mercancía enmascara o esconde las verdaderas relaciones sociales que subyacen a la producción de bienes. Esto hace que las desigualdades y la explotación inherentes al capitalismo parezcan naturales o inevitables, en lugar de ser el resultado de una estructura social específica.
6. Mercancía: es importante recordar que una mercancía, para Marx, no es simplemente un objeto físico. Es un objeto que tiene tanto valor de uso como valor de cambio, y es producido para ser intercambiado en el mercado.
7. Ideología: aunque no se usa explícitamente el término en esta sección, el concepto es relevante. La ideología se puede definir como un conjunto de creencias o ideas que justifican y perpetúan las relaciones de poder existentes. El fetichismo de la mercancía es una forma de ideología porque presenta las relaciones de explotación y desigualdad del capitalismo como naturales o inevitables.
Entender estos conceptos es crucial para comprender la argumentación de Marx en esta sección sobre el fetichismo de la mercancía y cómo este fenómeno ayuda a perpetuar el sistema capitalista.
III. Estructura de la sección:
La estructura formal de esta sección es tanto argumentativa como expositiva. Marx la utiliza para sintetizar y extender los argumentos del primer capítulo. Aquí, él enlaza los conceptos teóricos de valor de uso y valor de cambio, la dualidad del trabajo concreto y abstracto y las mercancías como representaciones de relaciones laborales, para llevarnos a su concepto más abstracto: el fetichismo de la mercancía.
1. Introducción del concepto: Marx abre la sección introduciendo el concepto de fetichismo de la mercancía, un fenómeno que considera específico del modo de producción capitalista. Se establece la tesis de que las mercancías tienen un "carácter místico" que esconde las relaciones sociales implicadas en su producción.
a. Sobre este carácter místico: “Es evidente que, con su actividad, el hombre cambia las
formas de las materias naturales de una manera útil para él. La forma de la madera se modifica, por ejemplo, cuando se hace de ella una mesa . Esta no deja de ser madera, algo corriente y sensible. Pero en el momento en que se presenta como una mercancía, se transforma en un objeto sensiblemente suprasensible. No solo se apoya con las patas en el suelo, sino que ante todas las demás mercancías se presenta patas arriba, y de su cabeza de madera salen caprichos más extravagantes que si se pusiera a bailar”.
i. El ejemplo de la mesa patas arriba es una de las analogías más memorables que utiliza Marx en la sección sobre el "fetichismo de la mercancía" en El capital. En este ejemplo, Marx describe cómo una mesa de madera, cuando se convierte en una mercancía, parece adquirir propiedades "mágicas" que van más allá de su valor de uso como un simple objeto para poner cosas encima de él. Al convertirse en una mercancía, la mesa parece "ponerse de cabeza" y adquirir un carácter "teológico" o místico.
La analogía ilustra cómo las mercancías en una economía capitalista adquieren un tipo de aura o carácter fetichista que enmascara las relaciones sociales y de producción que están detrás de ellas. La mesa, como mercancía, ya no es simplemente vista como un producto del trabajo humano (corte de madera, diseño, ensamblaje, etc.), sino como algo con un valor intrínseco e independiente. Es como si la mercancía "mesa" adquiriera vida propia, independiente del trabajo humano que contribuyó a su creación.
En este sentido, la mesa "patas arriba" simboliza cómo las mercancías en el capitalismo pueden desorientarnos y hacer que olvidemos las relaciones sociales y laborales que hacen posible su existencia. Este olvido contribuye a perpetuar las desigualdades y la explotación inherentes al sistema capitalista, ya que las verdaderas fuentes de valor y riqueza (es decir, el trabajo humano y las relaciones sociales de producción) quedan ocultas detrás del "velo" del mercado y el sistema de precios.
2. Desarrollo del argumento: después de la introducción, Marx explica cómo y por qué las mercancías adquieren este carácter fetichista. Utiliza ejemplos y analogías para ilustrar sus puntos, y conecta este fenómeno con los conceptos anteriores de valor de uso y valor de cambio, así como el trabajo concreto y abstracto.
3. Contraste histórico y social: a medida que avanza, Marx también compara el fetichismo de la mercancía con otros sistemas económicos y sociales, como el feudalismo, donde las relaciones sociales son más transparentes y directas, para destacar cómo el capitalismo es único en la forma en que oculta las relaciones sociales.
4. Crítica a nuestra percepción del sistema capitalista: Marx critica cómo la percepción común del valor de las mercancías en el mercado capitalista es una forma de "ilusión" o "misticismo" que enmascara/oculta las verdaderas relaciones de explotación laboral.
5. Conclusión y resumen: finalmente, Marx resume su argumento, reiterando que el fetichismo de la mercancía oculta las relaciones sociales y laborales que realmente dan
forma al valor y significado de las mercancías.
La sección busca revelar la "verdad" detrás del "secreto" de la mercancía, es decir, el fetichismo que oculta las verdaderas relaciones sociales de producción. Marx a menudo utiliza la dialéctica para desarrollar su argumento, enfrentando tesis y antítesis para llegar a nuevas síntesis que avancen su exposición.
Esta sección es fundamental en la argumentación de Marx, ya que sienta las bases para su análisis del capitalismo como un sistema económico y social, ocultado por ilusiones y desigualdades que son tanto estructurales como ideológicamente reforzadas.
IV. Notas misceláneas, curiosidades, etc.
Un punto adicional que quisiera traer es la relevancia del fetichismo de la mercancía para el análisis crítico de la economía contemporánea y la cultura del consumismo. Este concepto no es solo una crítica histórica al capitalismo del siglo 19, sino que sigue siendo un marco de análisis para entender cómo las relaciones de poder y explotación se ocultan en la sociedad contemporánea.
Por ejemplo, cuando compramos productos como celulares , ropa o carros , raramente pensamos en las condiciones laborales de las personas que hacen esos productos. El "valor" parece residir en el objeto mismo, no en el trabajo humano y las condiciones sociales que hicieron posible su producción.
Además, el concepto se ha utilizado más allá de la economía para analizar otros aspectos de la sociedad y la cultura donde se ocultan las relaciones de poder, como en el análisis de medios, la cultura del consumo y hasta en las redes sociales. Algunos argumentan que vivimos en una era de "hiperfetichismo", donde la mercantilización y la comercialización de prácticamente todo en nuestras vidas han llevado a nuevas formas de enajenación y deshumanización. Para más sobre esto, sugiero la lectura de la serie sobre la concepción materialista de la historia del profesor Ramón Rosario Luna. Puede leer su artículo más reciente aquí: Lo político como conflicto, según la concepción materialista de la historia [Este artículo es parte de un conjunto de redacciones que discuten asuntos clave de la teorización sobre la formación social propuesta por la concepción materialista de la historia (CMH)]
Por último, el fetichismo de la mercancía es también una crítica a cómo los sistemas económicos y las estructuras de poder pueden influir en nuestra cosmovisión y en nuestras relaciones interpersonales. Puede llevarnos a valorar más los objetos y el capital que las relaciones humanas, contribuyendo a una sensación de alienación y aislamiento en las sociedades modernas. Para esto, recomiendo humildemente la lectura de Reification or The Anxiety of Late Capitalism de Timothy Brewes, y más aun “Reification and the Consciousness of the Proletariat” de Georg Lukacs.
Reification and the Consciousness of the Proletariat by Georg Lukacs
From Lukacsʼ History and Class Consciousness, including his explanation of his concept of reification of social relations
https://www.marxists.org/archive/lukacs/works/history/hcc05.htm
Y… En conmemoración del centenario de la publicación de Historia y conciencia de clase de Georg Lukacs, me voy a detener un poco aquí. Gracias a Jorge Lefevre Tavárez por el recordatorio y por la celebración del hecho.
En “Reificación y la conciencia del proletariado”, Lukacs trabaja el concepto de "reificación" o "cosificación", que describe cómo las relaciones sociales en una sociedad capitalista se convierten en "cosas" que parecen tener vida propia, como si fueran independientes de las personas que las han creado. Este fenómeno es similar al concepto de "fetichismo de la mercancía" en la obra de Karl Marx, donde las relaciones sociales entre los trabajadores se ocultan/se enmascaran y toman la forma de relaciones entre cosas o mercancías.
Según Lukács, la clase trabajadora es la única capaz de romper este ciclo de reificación o cosificación porque es la única que puede reconocer la contradicción fundamental del capitalismo: la contradicción entre el trabajo como actividad humana y el trabajo como mercancía que se compra y se vende en el mercado. En otras palabras, mientras que otros grupos sociales podrían aceptar la reificación como una realidad natural o inevitable, el proletariado tiene la capacidad única de reconocerla como una construcción social que puede y debe ser cambiada.
Sin embargo, para que esto ocurra, la clase trabajadora debe alcanzar una forma de "conciencia de clase" que vaya más allá de la mera conciencia inmediata de sus condiciones laborales y económicas. Debe llegar a una comprensión profunda de la estructura social y económica del capitalismo y sus efectos para poder subvertirla.
Regresando de la tangente…
IV. ¿Para qué leer “El carácter fetichista de la mercancía y su secreto” en 2023, después de 156 años desde su publicación?
Marx presenta el concepto de fetichismo de la mercancía para sentar las bases de críticas más amplias y complejas que desarrollará en las partes posteriores de El capital En otras palabras, la sección no solo es un destino en sí misma sino más bien un punto de partida para avanzar el análisis del capitalismo, y profundizar en asuntos como la acumulación de capital, la plusvalía, y las dinámicas de clase, sexo, raza, edad, etc., de los que depende la sociedad capitalista.
El fetichismo de la mercancía es como una puerta que abre a la comprensión de muchos otros fenómenos y contradicciones dentro del sistema capitalista. Al entender cómo las relaciones de poder y explotación están 'incrustadas' en las mercancías que parecen inofensivas o neutrales, nos volvemos más aptos para comprender otros mecanismos y estructuras que perpetúan la desigualdad y la explotación.
Es también importante entender que el análisis de Marx es tanto descriptivo como normativo. No solo está describiendo cómo funciona el capitalismo, sino que también está formulando una crítica ética y política sobre sus injusticias inherentes. La idea del fetichismo de la mercancía nos reta a cuestionar nuestras propias prácticas y concepciones, a considerar cómo nuestras elecciones como consumidores pueden estar perpetuando sistemas de explotación y a pensar en formas alternativas de organización económica y social.
Finalmente, este concepto también ha sido una fuente de inspiración para muchas otras corrientes de pensamiento, como la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt, los estudios poscoloniales, y más recientemente, las críticas al neoliberalismo y al impacto del capitalismo en el medio ambiente.
Aunque esta sección puede parecer específica y, a la vez, abstracta, plantea cuestiones fundamentales que tienen amplias ramificaciones para cómo entendemos la economía, la sociedad, y las posibilidades de cambio social.Para tomar las mejores decisiones posibles, estas deben estar informadas por un análisis sistemático de la realidad. Y para realizar este análisis y entender esta realidad–muy material y muy objetiva–debemos estudiar el funcionamiento de las cosas (de la forma más general posible) –no a través de las ilusiones veladas del capital, sino a pesar de ellas. Y para esto, debemos cuestionar las bases sobre las cuales entendemos la política. Y la economía. Y la cultura.
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Cristina Pérez Reyes es secretaria.
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